La reforma de prestación sanitaria a los inmigrantes sin papeles


La inmigración es un tema delicado, por un lado hay que regularla, las ideas de permitir la entrada libre a todos los inmigrantes y papeles para todos no son realistas, si se abriesen del todo las fronteras llegarían en poco tiempo literalmente millones porque en muchos países se vive peor ó mucho peor que aquí con crisis y todo. Y además hay que tener en cuenta el impacto cultural y sus conflictos; guetos, marginación... si llegan en poco tiempo personas que no da tiempo a integrar.

Y por otro lado los inmigrantes como a personas hay que reconocerles su dignidad humana, no se les puede tratar como a personas de una categoría inferior. El querer mejorar de situación es un impulso natural y por eso durante toda la historia de la humanidad ha habido migraciones, es legítimo emigrar a otro país si se llega con la idea de aportar trabajo.

Creemos que la reforma de la prestación sanitaria a los inmigrantes sin papeles está equivocación, primero porque va a dejar sin atención sanitaria a personas que son las que menos medios económicos van a tener. Y porque si en España consideramos un derecho básico la atención médica para todos los españoles, a los inmigrantes sin papeles les estaríamos tratando de una forma discriminatoria, como a personas de segundo nivel al limitarles la atención médica.

Decía Marta Robles en su artículo Solidaridad /insolidaridad en el periódico La Razón este último sábado;

"...Poner la Sanidad pública española a disposición de todo hijo de vecino de cualquier rincón del planeta, por recóndito que sea, puede parecer muy solidario, pero el trasfondo esconde una insolidaridad grave con el contribuyente que la paga y que, además de encontrarse cada vez con más problemas para poder utilizarla, vive bajo la permanente espada de Damocles de que esa sanidad acabe por desaparecer, al ser incapaz de afrontar unos gastos excesivos. .../... Obviamente, no se trata de dejar a nadie sin atención urgente, pero sí de paliar esos abusos de «turismo sanitario» y de esa inmigración a la que no siempre se puede absorber, por mucho que se quiera, y que quizás deberá volver a su lugar de origen o elegir otro destino de economía menos vapuleada.  Es posible que tal medida lleve a las urgencias al colapso, pero ese reducto de atención debe permanecer siempre tanto por verdadera solidaridad como por egoísmo, porque ¿qué sucedería si una persona aquejada de una enfermedad grave y contagiosa no tuviera opción sanitaria? Las consecuencias serían seguramente terribles para ella, pero también para el resto de la sociedad".

Se argumenta que los inmigrantes ilegales deben volver a su país, y seguramente se debe buscar que todos los inmigrantes regulen su situación pero en el fondo esa no es la cuestión, la cuestión es que debemos respetar la dignidad humana que también tienen los inmigrantes, y por respeto a esa dignidad darles el mismo trato que damos a los españoles (el tiempo que estén entre nosotros) si consideramos que en este caso la asistencia sanitaria es algo esencial. Nos podemos encontrar conviviendo con inmigrantes faltos de asistencia médica, pasándolo mal ó empeorando su enfermedad, cuando esas dolencias consideramos que los españoles tienen el derecho a ser atendidas en todos los casos.

Otro argumento es que debemos hacer sostenible el sistema sanitario, pero ¿el coste de la asistencia médica a los sin papeles es tan relevante que no podamos sacarlo de otros sitios?, porque se trataría de la diferencia de lo que cuesta la asistencia sanitaria normal y la que se da en urgencias, porque ésta también cuesta dinero, además de que se pueden colapsar en perjuicio de todos. Y es posible que el no haber atendido a tiempo a una persona enferma por no considerarse todavía grave lleve después a tener que gastar más dinero cuando la enfermedad ya se haya agravado.

Aún en crisis seguimos siendo un país rico (si se quiere un país rico en crisis) comparados con otros países más pobres de los que suelen proceder los inmigrantes ilegales. Y en cierto modo esta puede ser una buena forma de ayudar a los más desfavorecidos del mundo compartiendo nuestros bienes materiales (y si es posible también los espirituales), habiendo entre el nivel de vida de estas personas y el nuestro tanta diferencia.

Un caso distinto es del turismo sanitario de los ciudadanos de la Unión Europea, porque no suelen ser casos de personas en situaciones marginales, y ya existen convenios de compensación del pago con sus países de origen, lo que hemos hecho hasta ahora es ser negligentes al no pedir a los países de origen que nos devuelvan los gastos sanitarios.

Si se quiere hacer viable la sanidad pública antes que limitar la atención sanitaria de las personas sea cual sea su situación, se podría por ejemplo dejar de pagar abortos (y así el estado dejaría de ser un colaborador activo). El aborto es lo contrario a la asistencia médica, es quitar vidas en vez de salvarlas y además uno de los problemas de sostenimiento del llamado sistema del bienestar es el envejecimiento de la población por falta de relevo generacional, y el aborto es una de las causas principales de que ahora falten cientos de miles jóvenes que mantengan con sus aportaciones el sistema de salud.

La izquierda se ha manifestado en contra de la limitación de la asistencia sanitarias a los sin papeles, pero no se da cuanta de que esto es consecuencia en buena medida de las políticas a favor de la contracepción, el aborto y la ideología de género que ha liderado todos estos años, por causa de las cuales somos una sociedad envejecida con una crisis demográfica grave cuyas consecuencias las estamos empezando a ver ahora, no se puede mantener un sistema del bienestar para personas que no son productivas si no hay suficientes jóvenes que lo sostengan con su trabajo, es una cuestión demográfica. Es como las fichas de un dominó, haber promovido cosas como el aborto unos años después lleva a limitar la asistencia sanitaria, las pensiones...etc de los mayores, acciones inmorales acaban llevando a malas consecuencias.

Además el aborto es la máxima expresión de la marginación de las personas, porque supone la muerte de estas por egoísmo, si dejamos de atender a los inmigrantes sin papeles porque no aportan dinero a la sanidad pública seremos egoístas al negarles un servicio que para nosotros consideramos esencial, no querremos compartir con personas necesitadas lo material que aún en estando en crisis tenemos. Pero es más egoísta todavía eliminar físicamente a una persona no-nacida porque nos resulte inoportuno en ese momento ó venga con alguna tara física y prefiramos a un niño perfecto.

La izquierda ha fomentado el egoísmo de pensar antes que en nadie en uno mismo promoviendo el aborto y si se siembra egoísmo no se puede esperar que las personas (la gente común en general) influídas por este no sean generosas en una ocasiones y en otras sí. A veces se hace un poco burla del sentido de sacrificio cristiano, pero este sentido de sacrificio es el que hace también que no se deje de atender a los necesitados aunque estemos en crisis.

Y también puede pasar al revés, si se siembra individualismo, el que promueve el liberalismo ideológico por ejemplo, no repartiendo como colectividad un poco de lo que tenemos con por ejemplo los inmigrantes, se está sembrando que la gente sea egoísta también en otras ocasiones. Y el pecado del individualismo se paga padeciendo a la izquierda. Porque el individualismo beneficia materialmente al que le va bien ya sea una persona ó un país, no tiene que gastar dinero en asistencia a los necesitados y lo puede gastar en sí mismo y en todo caso piensa que debe ser libre para decidir si gastar en los más necesitados ó no hacerlo, la experiencia es que este tipo de mentalidad lleva más hacía el consumismo que hacía la libre aportación a los necesitados. Por eso creemos que es difícil que un país subdesarrollado salga de su pobreza, si lo países como las personas sólo van a lo suyo.

Piensa el individualismo que cada cual debe y puede atenderse por sí sólo, sólo debe proponérselo, sin embargo en la vida real se dan muchas situaciones de pobreza y marginalidad de las que puede ser muy difícil salir por sí solos, por ejemplo en el tercer mundo y en los suburbios pobres de las ciudades. Y en estas bolsas de descontento suele tener éxito la izquierda que frente al abandono a su suerte de cada cual del individualismo propone el colectivismo, pero muchas veces sin respetar el derecho natural a la propiedad de todos y acompañada de ingeniería social en otros aspectos.

Otro argumento es que este tipo de políticas limitando la asistencia sanitaria se hacen en toda Europa. Pero no todo lo que se hace en Europa es bueno, aunque se hagan muchas cosas bien y pueda ser un ejemplo de prosperidad y sociedades desarrolladas. El aborto se da en casi toda Europa y no es algo bueno, las burbujas económicas se dan en países desarrollados y no son buenas.

En España se da algo llamativo por bueno que ya hemos comentado, y es que a pesar de la crisis grave que padecemos y de tener cinco millones de parados no hay un rechazo contra los inmigrantes salvo algún episodio aislado y esto creemos que es debido a nuestra cultura católica que no ha fomentado el egoísmo individualista que sí se ha dado en otras naciones, sino lo contrario, ver la dignidad humana en todas la personas sean cuales sean sus situaciones y tener presente la idea de que el reparto de los bienes a los más necesitados es un consejo evangélico;

"Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme..."


Paradójicamente, el laicismo promovido por la izquierda desde que empezó a gobernar y que ha calado en la sociedad puede hacer que como tal se olvide de los valores cristianos que promueven compartir los bienes materiales con los necesitados y nos hayamos vuelto una sociedad más materialista. Cáritas y otras organizaciones cristianas que trabajan con los más necesitados han criticado esta medida limitando la asistencia médica.

Lo que la gente llama extrema derecha tradicional en España no ha sido racista, ni xenófoga, porque ha tenido un fundamento cristiano. Sin embargo en otros países de Europa ha surgido un modelo de partidos algunos con relativo éxito que tienen como base un rechazo a los inmigrantes ó tratarles de forma diferente (en la rica Noruega son el segundo partido más votado), y es posible que si copiamos medidas que marginan a los inmigrantes considerándoles personas de un nivel distinto a los autóctonos estemos sembrando que en un tiempo aquí también surjan partidos basados en la anti-inmigración. Volveríamos otra vez al efecto dominó.

Con medidas como la limitar la asistencia sanitaria a los inmigrantes ilegales y el aborto vemos que como cristianos también debemos pelear para que las normas de la sociedad sean más justas.



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