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Libertad y aborto




Una sociedad en la que se permite el aborto no es una sociedad libre aunque se celebren elecciones cada cuatro años. Primero porque esta sociedad vive en el error y segundo porque una parte importante de los miembros de esta sociedad carecen de cualquier derecho, empezando por el derecho a la vida.

Vivir en el error y el derecho a elegir una opción equivocada no es sinónimo de libertad. En el mundo antiguo no eran libres cuando creían que la Tierra era plana y que si avanzaban por el océano llegaba un momento en el que la Tierra se acababa bruscamente y los barcos caerían por una especie de catarata. Sin embargo sí fueron libres cuando descubrieron que la Tierra era esférica y se le podía dar la vuelta. Del mismo modo cuando se cree que el aborto es un derecho de la mujer y que lo que se mata para ejercerlo no merece ser considerado un objeto de derechos se vive en un error. Porque nadie que haga un juicio normal puede negar que lo que se mata con el aborto es un ser humano, y que aunque padezca alguna malformación o sea consecuencia de una violación sigue siendo un ser humano, luego, negarle los derechos que se le concede a cualquier ser humano es vivir en un error. Y permitir y apoyar el aborto en cualquier supuesto es promover el error, no la libertad.

Además con el aborto se niega el derecho a ser tratado como un ser humano a un sector importante de la sociedad, los concebidos y aún no nacidos. En el siglo XIX en los países en los que estaba permitida la esclavitud seguramente se celebraban elecciones regularmente pero no se les podía considerar sociedades libres cuando era permitido el tráfico de seres humanos. Nuestras sociedades modernas democráticas tampoco se pueden considerar libres cuando permitimos que cientos de miles de seres humanos sean sacrificados con el aborto porque los padres quieren librarse de ellos antes de pasar por las molestias de un embarazo no deseado. Del mismo modo que ocurría en tiempos de la esclavitud, tanto los africanos que eran llevados a la fuerza como los niños no-nacidos son sujetos derechos por sí mismos por ser miembros del género humano, independientemente de los derechos que les queramos conceder los demás. Nosotros no somos quienes para negarles o concederles un derecho que tienen por sí mismos y que les ha concedido el Creador.

Tanto en tiempos de la esclavitud como con el aborto, los sujetos humanos carecen de derechos por sí mismos y están subordinados a la voluntad de otros humanos guiados sólo por su "interés".

A estas alturas del desarrollo de las democracias en el mundo, las que representan teóricamente la "libertad" se ha llegado a la conclusión que hay cuestiones que no se pueden discutir, la esclavitud, la discriminación racial... luego, se da por hecho que dentro de la libertad no "todo" es posible, y que incluso en las sociedades en las que la libertad es más amplia hay unos límites que no se pueden traspasar. Y si se ha llegado a la conclusión de que determinadas ideas no pueden ponerse en práctica porque atentan contra los fundamentos de los derechos de la persona humana, tiene que llegar el día en que el aborto sea abolido de todas las legislaciones porque atenta contra los derechos de las personas aún no-nacidas y contra la libertad.

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