«Pienso que no debería haber un partido político católico. Los católicos tienen que estar en la política, pero tienen que estar en todos los partidos políticos: católicos convencidos, practicantes. Eso sería mucho mejor. Evitaríamos los radicalismos y conseguiríamos unas leyes adecuadas en las que todos los ciudadanos, católicos y no católicos, podrían convivir».

Ha comentado en una entrevista el nuevo presidente de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) en un entrevista de ABC.

http://www.abc.es/20110221/sociedad/abcp-carlos-romero-presidente-asociacion-20110221.html





Partiendo de que los católicos tienen libertad para de forma diversa y según su predilección participar en la vida pública, lo que hoy se llama "transversalidad", no tiene sentido estar en contra de los partidos que se llamen a sí mismos católicos, se autodefinan "confesionales" o digan que fundamentan sus principios en los valores cristianos y desean de forma explícita llevar estos a la política.

Porque se supone que si consideramos importante la presencia de católicos comprometidos en la vida pública dentro de los partidos es porque se espera de estos que consigan influir en las medidas que promuevan los partidos para cambiarlas de como son ahora y hacerlas más acordes con los principios cristianos, y si es así ¿qué tiene de malo que ya existan partidos en los que no hace falta hacer el trabajo de cambiarlos "desde dentro" para que actúen así, porque ellos mismos ya actúan de acuerdo a los valores cristianos?

Parece que este tipo de afirmaciones provienen de ser querer flexible con el fondo e inflexible con la forma. No importa tanto lo que defiendan los partidos, pero lo que si es censurable es que se presenten como católicos.

Se está dispuesto a que los católicos participen en política dentro de partidos que defienden medidas contrarias a los principios cristianos, divorcio, aborto, matrimonio homosexual... pero se niega que los católicos puedan estar dentro de partidos que quieren que todas sus iniciativas estén de acuerdo a los principios cristianos.

Lo que en teoría debería provocar "escrúpulos" es colaborar con un partido que por ejemplo promueve el aborto de una forma u otra, porque se puede estar dentro de este partido con la sana intención de "cambiarlo por dentro" y que deje de promover el aborto, y si se consigue puede ser un gran triunfo, pero también es cierto que mientras se colabora con él, directa o indirectamente se apoya todas las medidas que este partido tome, también las contrarias a la moral católica. Zapatero ha emprendido unas políticas anticristianas con el apoyo de muchos católicos miembros de su partido y otros que le han votado, y Aznar lo mismo con la tolerancia del aborto y la aprobación de la píldora abortiva.

Tenemos la experiencia de lo que ya ha pasado, y los católicos dentro de los partidos que no se autodenominan católicos (socialistas, liberales) no parece que hayan influido mucho en ellos "desde dentro". Más bien parece al revés, los "católicos comprometidos" dentro de esos partidos han acabado contagiándose poco a poco de sus mismas ideas, y por ejemplo lo que antes fue "piedra de escándalo" la aprobación del aborto despenalizado en tres supuestos (que provocó un recurso de la AP de entonces) ahora parece "un mal menor" y volver a esa ley, un logro!. Lo que rechazó la AP de 1985, hoy NO es una postura "táctica" que se mantiene obligados por las circunstancias con la intención de cambiarlo, es la postura oficial del PP que considera la ley de despenalización de los tres supuestos una ley equilibrada entre los distintos derechos.

También es una cuestión de desconfianza, se nos pide que nos fiemos y trabajemos dentro de partidos que siempre han ido hacía un mayor progresismo, ¿alguien cree que el PSOE puede ser cambiado y que haga leyes que reviertan las que ya han promovido? ¿o que sea posible que el PP cuando gobierne vuelva a la ley anterior del aborto y esta vez sí la haga cumplir, si ni durante el gobierno de Aznar, ni en sus gobiernos regionales que ha tenido las competencias de sanidad han intentado hacerla cumplir? Hay quién sí tiene confianza en esto; movimientos sociales...etc, pero muchos hasta que no vean alguna prueba real, no lo creerán.

Luego hay una cuestión táctica, los partidos tienen que atender a las distintas mentalidades de la sociedad, y también una lucha interna, tienen una parte de su electorado más conservador y otra parte más progresista, si el sector que defiende los principios católicos le ofrece al partido sus votos con la intención de "cambiarlo por dentro" sin exigirle un contrapartida, el partido que también tiene que contentar a su sector más alejado de esos valores, tendrá tendencia a favorecer más a estos últimos votantes porque los votos de los católicos ya los considera seguros y los progresistas se le pueden ir a otro partido. Esto se ha visto hasta ahora bastante en el Partido Popular.

Hace referencia Carlos Romero a que no teniendo partidos católicos se evitan los "radicalismos".

Pero también dentro de los otros partidos que no se autodefinen católicos hay radicalismos, tenemos a un progresista radical como Zapatero o a los radicales liberales que niegan que pueda existir una verdad objetiva y que ésta sólo puede salir de la suma aritmética de las libres opiniones, es frecuente sobre todo entre los ateos y agnósticos de derechas.

Los radicalismos se evitan con la libertad que tenemos los católicos de estar en un partido u otro, un partido demasiado radical que por ello tuviese las críticas del mundo católico no tendría éxito. Lo cierto es que ninguno de los partidos (ahora minoritarios) que hoy en día se autodefienen católicos se les puede llamar radicales desde el punto de vista religioso. Estar en contra del divorcio, de todo tipo de aborto, matrimonio homosexual...etc, sin ambigüedades no se puede llamar ser radical, es estar en concordancia con lo que dice la moral cristiana.

"Conseguir unas leyes adecuadas en las que todos los ciudadanos, católicos y no católicos, podrían convivir" es muy deseable, pero la intención que debe perseguir un católico es conseguir que las leyes que rigen la vida social no estén en contra de los principios cristianos aunque esto pueda molestar a los no católicos. Dentro del tipo de sociedad en el que vivimos la única forma de hacerlo es por el convencimiento, conseguir que la mayoría apoye nuestras propuestas y llevarlas a las leyes, de la misma forma que los socialistas y liberales hacen que sus ideas orienten a la sociedad sin que la sociedad completa este de acuerdo con todas sus ideas.

Comenta Carlos Romero, que don Ángel Herrera Oria fundador de la ACdP y además director del periódico «Debate» en los primeros años del siglo XX siempre decía: «Primero tenemos que hacer un buen periódico y después que sea católico». Nunca al revés...

Don Angel sabría porqué lo decía tratándose de un periódico, pero no parece que tenga que ser necesariamente así en todas las iniciativas. Que se deba buscar siempre un nivel de excelencia estamos de acuerdo, no hay que hacer chapuzas o improvisaciones... En la película de Franco Zefirelli dedicada a San Francisco "Hermano sol, hermana luna" hay una escena después de acabar de reconstruir una ermita piedra a piedra con su propias manos, en la que se dice; haz unas pocas cosas, pero hazlas bien. En la historia del cristianismo han surgido multitud de iniciativas buenas desde la humildad de medios, empezando por la misma fundación del cristianismo. La madre Teresa de Calcuta empezó sola atendiendo a los enfermos abandonados que se encontraba por la calle ¿quién la iba a decir entonces que iba a fundar una nueva orden extendida por todo el mundo?. No hizo caso de la teoría de primero hacer una buena organización antes de empezar su misión.

Parece que la condición para iniciar algo es que tenga un buen fin aunque en principio se tengan pocos medios, en el caso que tratamos es claro que la sociedad necesita que los católicos lleven a la vida pública los valores cristianos, y el trabajo que hagan los pequeños partidos que quieren seguir esos valores tengan más o menos repercusión, no se puede desperdiciar. Si una iniciativa que empieza con pocos medios, es buena, necesaria y persevera, Dios proveerá.

Pero estas iniciativas pequeñas lo tienen difícil si personas relevantes del mundo católico dicen que no son adecuadas, entre otras cosas porque no son "un buen partido" (con posibilidades de algún resultado electoral) antes de ser católico. Y al final es la pescadilla que se muerde la cola, como son partidos pequeños no se les apoya aunque defiendan cosan buenas y como no les apoyan ni siquiera los católicos que quieren que esas cosas buenas sean defendidas, lo tienen difícil para dejar de ser pequeños. Mientras se apoya a los partidos que sí tienen posibilidades de conseguir resultados pero que por ahora no defienden las cosas buenas... si hacemos primero un buen partido político para que después sea católico, viendo la experiencia de lo que ha ocurrido hasta ahora puede que luego sea difícil hacerlo católico.

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