Octubre de 1934



Sobre el tema de la guerra civil sería preferible no estar abriéndo el debate y no reabrir heridas, y así parecía que iba a ser hasta que Rodriguez Zapatero lo reabrió a propósito de su "memoria histórica" y se reabrió la polémica en muchas tertulias y foros de opinión.

Se nos dijo que el único propósito era dar un entierro digno a los caídos del bando republicano que aún no lo habian tenido, y esto es algo a lo que nadie se ha opuesto, en todo caso lo único criticable es que no se hiciera antes. Pero en la práctia la memoria histórica no se limitó a esto, sino que fue un intento de reescribir una versión de la historia sobre la guerra civil y el franquismo que le interesaba a la izquierda, en la que aparecían sólo como víctimas de la represión. Por nuestra parte como hemos dicho preferiríamos no reabrir este debate pero si se quiere reabrir entonces creemos que se debe contar toda la verdad de lo sucedió, porque si no puede llegar a la gente una versión distorsionada y parcial, más cuando han pasado casi cuarenta años de la muerte de Franco y ya sólo los más mayores conocieron otra versión.

En 1980 se publicó un comic sobre el intento de golpe de estado de octubre de 1934 contra la legalidad republicana, se han hecho muchas películas, series de tv, novelas, comic... sobre la guerra civil pero muy pocas dedicadas a este episodio histórico, trascendental en lo que iba a suceder después. Este comic nos parece interesante porque está escrito desde una visión de la izquierda.









Reproducimos la introdución del comic OCTUBRE 34, el texto en negrita son nuestros comentarios.


«OCTUBRE DE 1934, EL PROLOGO A LA GUERRA CIVIL

En 1895, Struve, un marxista legalista ruso, escribió una advertencia a los socialistas para que olvidasen su utopía de querer asaltar el cielo. En octubre de 1917, Lenin y los suyos desoyen la advertencia y asaltan el Palacio de Invierno. La marcha irresistible del proletariado comienza y el ejemplo ruso galvaniza a las masas de todos los países. Ya en 1905 la derrota del ejército zarista a manos de los japoneses había señalado el fin de la hegemonía absoluta del hombre blanco y 1917 marcaba el final de una época que había comenzado con otro asalto: el de la Bastilla. »



(Este texto resume bien cual era la situación general de esos años y cual era la mentalidad, el triunfo de la Revolución Soviética era un hito si se tiene en cuenta el cambio radical de pasar de un régimen monárquico conservador a uno revolucionario y que se podía extender a otros países. Parecía un proceso imparable y en cierto modo lo fue hasta el derrumbe del comunismo a finales de los años 80. Y también es importante señalar que se trataba de un movimiento que había empezado en la Revolución Francesa, por eso es equivocado reducir la guerra civil española a un enfrentamiento entre comunismo y fascismo, porque en realidad se trata de un enfrentamiento entre la revolución y los valores tradicionales, y es un episodio más de los enfrentamientos sucedidos durante la Revolución Francesa, la Revolución Rusa ó la guerra de los cristeros en México. Como nota característica en todos estos sucesos hubo persecución religiosa contra los cristianos).


«El movimiento obrero, siempre fluctúante entre los que exigían la revolución y los que la retrasaban, se vio ante la realidad de que el socialismo era posible gracias a los comunistas rusos. Pero el ejemplo de los soviets dividió aún más a las tres corrientes proletarias: anarquistas, socialistas y comunistas.

En España, país de banderas y personalismos, las tensiones se agudizaron a partir de 1931 con la implantación de una república democrática burguesa. Un grupo de intelectuales liberales ejerció el poder con ayuda de una parte del socialismo español, que ya tenía en su pasado la «mancha» de la colaboración de la central socialista U.G.T. con la dictadura del general Primo de Rivera de 1923 a 1929. Los anarquistas, mayoritarios, sumidos en sus utópicos sueños de cultura y violencia, despreciaron en 1918 la posibilidad de fusionar su organización sindical, la C.N.T., con la de los socialistas. Y los personalismos de unos y otros impidieron una fusión que hubiese dado unidad a toda la izquierda. Los nuevos comunistas españoles, a partir de 1920, antiguos anarquistas o socialistas de extrema izquierda, aportaron al proletariado su esfuerzo continuo... y su desconfianza hacia sus ex-camaradas.

En total, que cuando llega la esperanza republicana, la desunión de la izquierda facilita los continuos roces que acabarán transformándose en antagonismos, llegando a enfrentamiento directo, con tiroteos incluidos, entre la U.G.T. y la C.N.T. a causa de la huelga de la Telefónica de 1931.

El gobierno liberal progresista, con un presidente de la República que había sido ministro del rey Alfonso XIII, dominó el aparato político, pero no obtuvo el dominio económico. La situación social republicana fue una continuación del régimen anterior y la crisis económica, consecuencia del gran hundimiento capitalista de 1929, dio al traste con la mayor parte de las medidas de reactivación social que la República pretendía. No es de extrañar, pues, dado el carácter de la derecha española, que ya en 1932, al año siguiente de la implantación de la República, se intentase derrocar la legalidad vigente, nacida de unas elecciones democráticas, por medio de un golpe de estado militar encabezado por el general Sanjurjo.»



(El fracaso del intento de golpe de estado del general Sanjurjo demuestra que el ejército y los conservadores no eran de incio golpistas a pesar de que muchos cambios del nuevo régimen republicano no les gustaban, porque este intento de golpe fracasó en poco tiempo precisamente porque apenas tuvo apoyo. Pero en este comentario se ve la parcialidad, esta obra está dedicada a un intento de golpe de izquierda en octubre de 1934, y sin embargo no se dice; "dado el caracter de la izquierda española intentó derrocar la legalidad vigente nacida de unas elecciones democráticas...")


«Los errores acumulados por la izquierda y la presión religiosa sobre el electorado femenino, que estrenaba su derecho a voto, dieron a la derecha el triunfo en las elecciones de 1933. Terminaba la etapa legislativa liberal, que algunos optimistas definieron como bienio rojo, para entrar en un período en el que las medidas legislativas y gubernamentales se dirigieron a anular o paralizar las leyes progresistas anteriores.

El diálogo de sordos en el Parlamento, nunca mejor llamado porque allí los abogados, esa especie política casi exclusivamente española, se dedicaban a parlar y parlar, iba creando una desilusión total en los que confiaban en que a través del diálogo se podían resolver los problemas de este país. Entre estos defraudados estaban los dirigentes del P.S.O.E., el partido socialista español fundado por Pablo Iglesias, que mira por dónde también había nacido en El Ferrol, ese pueblo gallego capaz de dar santos laicos y dictadores.

El partido socialista tuvo una trayectoria evolucionista. Partidario de la legalidad y de conseguir mejoras sin rupturas, fue siempre un partido reformista. Pero la década de los treinta, con los ejemplos europeos, hizo que los socialistas españoles abriesen los ojos y se dedicasen a propugnar la revolución.

La postura aislacionista y legalista de los socialistas austríacos y alemanes les hizo caer bajo las ametralladoras nazis y democratacristianas. El ejemplo de la insurrección de Viena, en la que los obreros socialistas armados con escopetas fueron masacrados por los cañones del ejército, que obedecía órdenes del presidente democratacristiano Doll-fuss, fue un hecho que los socialistas españoles decidieron no olvidar».



(Pero si lo ocurrido en un país como Austria, que nos coge un poco alejado influyó en la mentalidad de desconfianza de la izquierda hacía la derecha española, podemos imaginar lo que tuvo que influir en la mentalidad de desconfianza de los españoles y del ejército que en nuestro propio país hubiera un intento de golpe de estado revolucionario en octubre del 34, con cientos de actos violentos, muchas víctimas y la necesidad de implicar al ejército para sofocarlo. El Alzamiento de 1936 se justifica en buena medida por el nivel de desconfianza provocado desde octubre de 1934 en una parte de la población, un nivel de desconfianza que no había cuando el general Sanjurjo se sublevó, por eso fracasó.)


«Como en todo partido de amplia base, las corrientes en el socialismo español eran varias; pero las principales estaban representadas por una tendencia reformista y socialdemócrata encabezada por Julián Besteiro e Indalecio Prieto y un ala revolucionaria acaudillada por Francisco Largo Caballero. Se llegó a la paradoja de que los reformistas dominasen el aparato del partido y los revolucionarios las juventudes y las bases. Al final todos se pusieron de acuerdo en que el poder se toma por asalto, y lo intentaron en 1934.

Es indudable que octubre fue un acontecimiento socialista. No quiero disminuir la aportación de los anarquistas asturianos y de los comunistas, pero la gloria de esa rebelión corresponde casi por completo al P.S.O.E. Y en esta época en que tantas señas de identidad se pierden, no está de más recordar que hubo una vez un tiempo en el que el partido socialista era revolucionario.

Dado que la estadística es una ciencia que se pretende exacta, repasemos estas cifras que creo son datos explicativos para ese año de 1934:

- El país tiene 24.235.000 españoles.
- La tasa de natalidad fue de un 2,6 %.
- La de mortalidad, un 1,6%; de éstos, la mitad por muerte violenta, y entre los cuales hay que contar más de mil suicidios ese año.
- Casi el 26 % de los adultos eran analfabetos.
- Se habían producido 179.694 accidentes de trabajo.
- Se perdieron 14 millones de jornadas de trabajo por huelgas.
- 618.947 obreros estaban en paro forzoso. Y además comenzaban a regresar por miles los emigrantes marchados a América.
- El Banco Hispano-Americano conseguirá un beneficio de 14 millones de pesetas de las de entonces, siendo superado por Hidroeléctrica Española con 18 millones. La Telefónica lograba casi 38 millones, y la Cros, de productos químicos, superaba los 20 millones.
- Un minero cobraba 10 pesetas por ocho horas de trabajo y una obrera textil 4 pesetas.
- Y había en España 81.089 religiosos.

Se podría seguir recordando la crisis del campo, la caída de los salarios agrícolas, los abusos de autoridad de los caciques, pero ni aún así se explicaría el proceso revolucionario, que a las condiciones socioeconómicas necesitó sumar un detonante político gracias a la intervención de la C.E.D.A.

La Confederación Española de Derechas Autónomas era el partido mayoritario conservador. Su origen estaba en el partido Acción Popular (las siglas A.P. ya tienen bastantes años de existencia), fundado por el católico Ángel Herrera en el nacimiento de la República como Acción Nacional. A Herrera le sustituyó como líder del partido Gil Robles en noviembre del 31. En febrero del 33, A.P. y Derecha Regional Valenciana se fusionan tomando el nombre de C.E.D.A., que según sus jefes cuenta con 800.000 afiliados. Este partido estaba apoyado por la Iglesia, la organización Acción Católica, los sindicatos amarillos y el gran diario El Debate. Su política era la del apoyo a la mentalidad conservadora y a los intereses de la oligarquía. Pretendía un populismo similar al democratacristiano austríaco, utilizaba consignas y propaganda de corte totalitario y practicaba el personalismo fascista con su culto al jefe político. Lo más extraño es que nunca se había definido como republicano ni había hecho promesa de respetar la vía democrática.»



(Esta definición muestra la distorsión de la realidad que se tenía entonces; la CEDA, Renovación Española, los Carlistas... representaban en general a los católicos de todas las clases sociales desde los conservadores a los tradicionalistas, una masa social que aún hoy es relativamente numerosa, pacífica y respetuosos con la ley son los que van a las concentraciones por la familia, a las JMJ's... Pero aunque la CEDA hubiera sido como dice la definición del autor, desde el punto de vista de la legalidad democrática que suele usar la izquierda ahora para condenar el Alzamiento de 1936, la CEDA estaba en su derecho de defender los valores que creyesen convenientes mientras no fueran contra la ley vigente.)


«Como consecuencia de la victoria de la C.E.D.A. en las elecciones de 1933, en las que consiguió 115 actas de diputado, el partido de Gil Robles se convirtió en la minoría mayoritaria. Cualquier gobierno debería contar con su apoyo, ya que las Cortes se dividían en 217 diputados de derecha, 156 de centro y sólo 99 de izquierda.

Cuando Lerroux forma su segundo gobierno en diciembre, la C.E.D.A. inicia su camino hacia el poder, a pesar de que ninguno de sus miembros obtenga una cartera ministerial. Ante la claridad de la marcha hacia el fascismo democratacristiano que busca la C.E.D.A., el líder socialista Indalecio Prieto, un moderado poco amigo de rebeliones, avisa: «En caso de golpe de estado, el Partido Socialista contrae el compromiso de desencadenar la revolución». Al mismo tiempo, el ala revolucionaria socialista dirigida por Largo Caballero propugna una política de alianza obrera con comunistas y anarquistas. Pero su llamamiento a la unidad sólo cristalizará en Asturias, con la unión en un bloque revolucionario de los anarquistas encabezados por José María Martínez, los comunistas dirigidos por Manso y Ambou y los socialistas que siguen a González Peña.

La izquierda y la derecha se miran con desconfianza a lo largo de los ocho primeros meses de 1934. Hay atentados, asesinatos, huelgas y claros indicios de que se avecinan sucesos importantes. El 9 de septiembre, Gil Robles intenta una concentración de derechas en Covadonga, que es contestada con una huelga general en Asturias. Gil Robles amenaza: «Hasta aquí hemos llegado y ya no vamos a aguantar más». Los socialistas no dicen nada, pero tres días después se intercepta, en San Esteban de Pravia, el desembarco de un alijo de armas que ha transportado el vapor «Turquesa». Para recibir el armamento está en Asturias el diputado Indalecio Prieto; de nuevo el moderado se presenta en la primera fila de la rebelión.

Las armas del «Turquesa» siguen siendo hoy motivo de polémica. Parte de ellas llegaron a los comités revolucionarios y las incautadas por los carabineros se usaron en la defensa de Oviedo contra las mismas milicias socialistas que las habían pagado. Hay quien sostiene que la rebelión se podía haber hecho con las armas compradas de contrabando y las robadas en la fábrica de armas de Asturias y que precisamente el descubrimiento del alijo del «Turquesa» fue lo que puso en funcionamiento las medidas especiales de vigilancia por parte del gobierno. Un hecho que apunta hacia esto es que el ministro de la Guerra, Hidalgo, retendrá en Madrid al general Franco para que actúe como su consejero en el Estado Mayor, cuando Franco estaba solamente de paso por la capital.

El primero de octubre, la C.E.D.A. pasa al ataque y retira en el Parlamento su apoyo al gobierno Samper, que se hunde. Se abre la crisis con la que Gil Robles intenta que su partido ingrese en el nuevo gobierno. En menos de un año ya ha habido dos, el de Lerroux, que cae como consecuencia del indulto a la insurrección del general Sanjurjo, y el de Samper, que hunde deliberadamente Gil Robles. Se encarga de nuevo a Lerroux formar gobierno y la C.E.D.A. consigue los ministerios de Justicia, Agricultura y Trabajo. Tres excelentes caballos de Troya sobre los que Gil Robles piensa cabalgar hacia la cima del poder.

En la noche del 2 de octubre se reúnen las ejecutivas del P.S.O.E. y de la U.G.T. en Madrid. El periodista Baraibar informa de que el ingreso de la C.E.D.A. en el gobierno es un hecho. Es el momento de cumplir la promesa de desencadenar la revolución para parar al fascismo. Largo Caballero, ante la importancia de la decisión, pide votación nominal y van sonando los síes. Hasta Fernando de los Ríos, que siempre se opuso a la insurrección, dirá: «No quiero dar la nota discordante. Vosotros sabéis lo que pienso y me basta. Voto a favor».»



(Este hecho contra la legalidad republicana es trascendental en que lo iba a suceder después, se pretende impedir por la fuerza que entre en el gobierno el partido más votado. Una legalidad republicana que se suele usar ahora como argumento para criticar el Alzamiento de 1936 y el franquismo. Pero la izquierda parte de la premisa de que ellos pueden saltarse la ley cuando quieren porque sus razones lo justifican y los demás cuando lo hacen son antidemócratas).


«Aun así, y a petición de Largo Caballero, se esperará hasta que no aparezca publicado el nuevo gobierno en la Gaceta Oficial, lo que sucede el día 4. El Comité Revolucionario decide cursar la orden de rebelión. Un grupo de jóvenes socialistas sale en bicicleta hacia diversas estafetas de la capital madrileña para enviar los telegramas en clave. La orden cursada a todos los Comités Provinciales del P.S.O.E. y de la U.G.T. es clara: «Huelga general revolucionaria». Toda una época de ambigüedad socialista queda atrás con esa decisión.

Pero si la orden para la huelga general revolucionaria era clara, no sucedía lo mismo con las circunstancias. El entusiasmo popular había ido decayendo, y sobre todo el fracaso de la reciente huelga general en el campo, perdida por la Federación de Trabajadores de la Tierra, dejó al movimiento anti-C.E.D.A. reducido a los ambientes urbanos; en los que además había que contar con el aislamiento de los anarquistas y el recelo de los comunistas. Una vez más la izquierda se presentaba separada en el momento más necesario para la unión.

En Guipúzcoa, los socialistas se lanzan a la lucha el día 6 de octubre. No se toma la ciudad y hay tiroteos de francotiradores. En Pasajes, la F.A.I. decide entrar en la revolución y se lanza al combate contra los guardias civiles, que están reforzados por la marinería del torpedero «Número 9». En los combates mueren 12 personas y la lucha terminará con la llegada de tropas del Ejército, procedentes de Pamplona, que ocuparán la villa.

En Eibar dirige la rebelión una junta formada por Toribio Echevarría y el diputado De Francisco en la Casa del Pueblo. Las milicias socialistas se apoderan de la ciudad. Al día siguiente, soldados y guardias de asalto con ametralladoras y morteros conquistan el barrio de Ermua. La batalla terminará con la derrota de los rebeldes y un saldo de 30 bajas.

En Mondragón también triunfa la rebelión, para después ser aplastada por las tropas del Ejército fuertemente armadas. Aquí se verá claro el fracaso de la opción capitalista vasca, que ha presumido de liberal y socializante cuando sólo es paternalista e hipócrita. Los rebeldes apresan al diputado carlista Marcelino Oreja, gerente de la gran empresa Unión Cerrajera. Oreja es uno de los representantes de ese capitalismo vasco convertido en tribu familiar, ya que es yerno del presidente del Consejo de Administración de la empresa. Sin embargo, su actitud no debió de ser muy correcta, ya que los obreros le fusilan junto con un administrador y un consejero, en un claro ajuste de cuentas entre los obreros rebeldes y la patronal.

En Bilbao, la orden de huelga se cumple el día 5, pero el Ejército, advertido con anterioridad, toma medidas para controlar la situación. Todas las armas son requisadas y los obreros tienen que enfrentarse con piedras a los fusiles de los soldados. El día 7 se proclama el estado de guerra y la represión policial descabeza la rebelión. El 9, la huelga empieza a declinar en la capital vizcaína. El día 11, con la llegada de refuerzos del Ejército, las tropas de Ortiz de Zarate comienzan su ofensiva contra la zona minera vizcaína, siendo apoyados por dos escuadrillas de aviones de bombardeo con bases en Logroño y Victoria. Estos aparatos lanzarán su mortífera carga contra los pueblos mineros defendidos por hombres con escopetas. Las tropas tendrán, aun así, que combatir en Somorrostro, San Salvador del Valle y La Arboleda. Cuando los soldados de Ortiz de Zarate ocupan Galdamés, termina la resistencia revolucionaria en Vizcaya.

Santander, una vez más, cumple con su tradición de punto fuerte reaccionario y se convierte en el obstáculo geográfico que impide la unión entre los rebeldes asturianos y vascos.

En la zona minera del norte de Palencia también hay revolución. En Barruelo la encabeza el alcalde socialista, que con sus seguidores cerca el cuartel de la Guardia Civil defendido por un capitán y 26 números. Para socorrer a las fuerzas de orden público acuden refuerzos de Palencia capital, que son contenidos en la entrada del pueblo en un combate en el que muere el teniente coronel de la Guardia Civil que manda las fuerzas. Al día siguiente las tropas son reforzadas con artillería y aviación y emprenden la ofensiva. Los cañones machacan el pueblo y muere en combate el alcalde socialista; sin dirección, sus hombres huyen al monte. En el pueblo minero de Guardo, la resistencia de los revolucionarios mantendrá una comuna que durará tres días.

En León capital el movimiento facasó; sin embargo, las fuerzas revolucionarias se apoderaron de buena parte de la provincia, con fuertes combates en Villablino, Vilaseca, Sabero, Olleros, Matallana y Bembibre. Para acabar con los rebeldes se envían baterías de artillería de Valladolid y tropas de infantería de Zamora, que junto con los soldados de Astorga y la Guardia Civil «pacifican» la zona.

Poco más hay que decir sobre la situación general. Para el día 11 de octubre, la huelga general en Madrid decae. A esto ha contribuido el fracaso de la lucha en las calles y la detención de la mayoría del Comité Revolucionario. Han caído en manos de la policía Carrillo, Zancajo, Pretel, De Francisco. Y aunque los francotiradores continúan con su pequeña guerra, que hace que los reflectores del Ejército iluminen la noche madrileña en busca de «pacos», para el día 13 ya está todo terminado.

En Barcelona, después del fracaso de la insurrección de la burguesa Generalitat, llega una bandera de la Legión para pacificar el ambiente. Como la C.N.T. anarquista, además de no intervenir en la rebelión, da orden a sus militantes de volver al trabajo en toda Cataluña, se hunde la oposición.

En Aragón, donde la población obrera es en su mayoría anarquista, la C.N.T. se abstiene, y ya el día 9 la huelga general fracasa. En el pueblo de Uncastillo, donde se produce un foco insurreccional, la Guardia Civil ocupa militarmente la zona.

Hay también choques aislados en puntos de Andalucía, que se prolongan por cuatro días; pero, sin un plan coherente, el movimiento rebelde no pasa de ser un conato. Hay incidentes en El Ferrol y Lugo. En Extremadura, que podía haber sido otro gran foco de rebelión, el alzamiento es sofocado de raíz.

Asturias se queda sola... Sin embargo, los hombres de las minas saldrán del fondo de la tierra para tomar el cielo por asalto.

Por eso Pedro Garfias, un poeta comunista, uno de esos españoles del éxodo y el llanto, recordando el sacrificio asturiano escribirá:

Dos veces dos has tenido
ocasión para jugarte
la vida en una partida
y las dos te la jugaste.
¿Quién derribará este árbol
de Asturias, ya sin ramajes,
desnudo, seco, clavado
con su raíz entrañable
que corre por toda España
llenándonos de coraje?
Mirad obreros del mundo
sus siluetas recortarse
contra ese cielo impasible,
vertical, inquebrantable.
Firme sobre roca firme,
herida viva su carne.
Millones de puños gritan
su cólera por los aires;
millones de corazones
golpean contra sus cárceles.
Prepara tu último salto,
lívida muerte cobarde,
prepara tu salto último,
que Asturias está aguardándote.

Se ha hablado y se habla mucho del Octubre ruso; esperemos que al leer esta obra de Rodri mucha gente descubra que hubo otro Octubre, que si no triunfó como el de Lenin, al menos en Asturias quedó como un ejemplo imperecedero de que la unión de toda la izquierda es posible y siempre deseable.

Juan Antonio de Blas»





Es interesante que esta introdución del comic tenga en cuenta lo sucedido en Rusia pocos años antes, de hecho en ocubre de 1937 se celebró organizado por todos los partidos que formaban el Frente Popular en el gobierno un homenaje a los 20 años del golpe de estado que había formado la Unión Soviética, por eso hay fotografías de grandes carteles con los retratos de sus dirigentes en las calles del Madrid republicano, algunas junto al retrato de Azaña como presidente de la república. No fue un homenaje a Rusia como nación, sino al triunfo de la revolución soviética.





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Se podrá afirmar que en Julio de 1936 no se podía tener la certeza que la izquierda fuese a desencadenar otro intento de revolución... pero se tenía un antecedente importante, el intento de golpe de estado de Octubre de 1934 con la intención de proclamar una república socialista menos de dos años antes. Y si se leen las afirmaciones revolucionarias de los dirigentes del Frente Popular durante esos años no se diferencian de las afirmaciones de los dirigentes comunistas antes de la revolución rusa. De hecho muchas de las afirmaciones de esos dirigentes las asumen hoy la izquierda más radical. Hace pocos días en un debate en tv sobre el 18 de julio con la presencia del presidente de Alternativa Española, la profesora Gemma Galdón defendía las afirmaciones revolucionarias promunciadas por los que provocaron los sucesos de Asturias como algo bueno que según ella pretendía acabar con situaciones de explotación laboral y llegó a decir que qué más quisiéramos que ahora hubiera una insurrección (semejante) contra la corrupción.

Pero esta actitud de insurrección y esos mismos argumentos de pretender remediar injusticias sociales usando la violencia, fue lo mismo que llevó al poder a los bolcheviques en Rusia. Y aunque había situaciones de injusticia social que se pretendia remediar, los hechos demostraron que fue peor el remedio que la enfermedad. Y no es una afirmación gratuita, en los países comunistas tuvieron que hacer muros (de Berlín) y vallas para que la gente no huyese, no así en el resto de los países incluida la España de Franco.

Durante el franquismo las fronteras estuvieron abiertas y los españoles no huyeron en masa, hubo emigración pero ahora hay más españoles que salen a trabajar al extranjero, y en cualquier caso a nadie se le impidió salir y volver siempre que quisieron. Cuando desde la izquierda se dice por ejemplo que el franquismo significó atraso, habría que ver como estaríamos si la Revolución de Octubre de 1934 hubiera triunfado y hubiéramos pasado por un régimen de tipo socialista. Preguntemos por ejemplo a los rumanos, húngaros, polacos... si no fue peor el remedio que las injusticias sociales que padecian entonces.

Se podrá discrepar pero al final del franquismo no había en España personas dispuestas en serio a seguir una revolución como la de Asturias, porque en buena medida las injusticias sociales se habían remediado, de hecho ahora muchos recortes son medidas que vienen del franquismo, como la indemnización por despido. Se suele alabar de Felipe González porque universalizara la seguridad social, pero sólo hizo que ampliar lo que ya había hecho Franco además partiendo de cero, se podría decir que éste hizo el 80% y Felipe González el 20% restante, se pueden calcular los números de personas cubiertas en uno y otro caso (y además F.G. es uno de los principales responsables del aborto en España).

Ahora se da una paradoja, y es que para apreciar lo bueno del franquismo hay que escuchar a quienes le critican, la izquierda cuando se pretende reformar algo de su ingeniería social lo llaman volver al franquismo, y los liberales-liberales critican del franquismo su política social.






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