Desenterrar a Franco



Un tema recurrente de la llamada memoria histórica es el tema de los teóricos desaparecidos del franquismo, se llega a dar cifras de más de 100.000 y a veces se añade; en las cunetas, dándole énfasis.

Nos hemos molestado en investigar un poco, en las páginas de internet, y por ejemplo en la página de una autodenominada "comisión de la verdad", recoge unos cuantos testimonios, y prácticamente todos se refieren a desaparecidos "durante la guerra civil", entre 1936 y 1939. Pensamos que no se puede decir en propiedad que son del régimen de Franco porque no es lo mismo los desaparecidos durante una guerra que por parte de un régimen. En todas la guerras hay desaparecidos, y seguro que también hay desaparecidos del bando nacional, personas que no se han encontrado. No hace mucho se encontraron restos de republicanos fusilados por otros republicanos porque les habían dado un permiso, se lo revocaron y se negaron a volver al frente.




Por otra parte si sólo se tienen testimonios verbales, a veces vagos y en general acompañados de expresiones emocionales, no constituyen una prueba definitiva, en un juicio no serviría para condenar a alguien. Y en este tema hay mucha carga ideológica, si las asociaciones de la llamada histórica están vinculadas a la izquierda, no se puede esperar que sean imparciales. Y se conoce por ejemplo el caso de un hombre que simuló haber sido preso en un campo de concentración y daba conferencias sobre ello. También se conoce el caso de una mujer que simuló haber estado en las Torres gemelas de NY, en el atentado del 11S.

Pensamos que tendría que haber alguien neutral que comprobase esos teóricos casos de desaparecidos, de una forma profesional y documentada como se hace en un juzgado, por ejemplo, antes de darles por ciertos.

Pero estas reclamaciones vienen a deshacer la idea de algunos de que una cosa es lo ocurrido en la guerra civil y otra lo ocurrido en el posterior franquismo, que en nuestra opinión está equivocada, porque los sucesos de la historia están relacionados con lo anterior, sino no se pueden explicar. Por ejemplo nadie plantearía separar los juicios y la división de Alemania de la guerra mundial. Y una argucia de la memoria histórica es querer separar el franquismo de lo que ocurrió anteriormente, así lo que hicieron los republicanos queda sin juzgar en la opinión general y se pueden presentar sólo como víctimas de persecución.

Si con testimonios personales se puede reclamar a la ONU, como insisten en esta página con el "#DíseloalaONU", también puede servir para casos como el de Paracuellos y otros semejantes, que además sí están documentados. Imaginamos que nadie ha ido a decirle a la ONU que en la zona republicana se cometieron crímenes, y por eso no los condenan. Por ejemplo, la masacre de Srebrenica es similar al caso de Paracuellos, y sus responsables luego fueron juzgados por un tribunal internacional.

Si no se quieren admitir como válidos los juicios del franquismo a personas que cometieron esos actos en la zona republicana, habrá que juzgarlo ahora, no de forma penal pero sí con un reconocimiento histórico de reparación a las víctimas, como dice esta "comisión de la verdad". En general personas represaliadas sólo por ser católicas, de derechas, empresarios, falangistas, tradicionalistas... unos 6.000 sacerdotes y religiosos, personas desarmadas e indefensas, etc. El franquismo acabó hace más de 40 años, lo que supone que los menores de 50 años no han conocido esa otra parte de la historia de forma oficial.

Lo que pensamos no vale es la ley del embudo, para los republicanos la parte ancha, y para el bando nacional perseguir la mínima cosa hasta querer desenterrar los restos de Franco. Si realmente queremos "desenterrar" la historia, debemos hacerlo con toda la verdad.

Es lógico que a los simpatizantes de la república no les guste el Valle de los Caídos porque está construido desde el punto de vista del bando nacional, pero su idea tubo que influir notablemente en la mentalidad del entonces bando ganador, al enterrar juntos a nacionales y republicanos antes enemigos, se intentó tratarles en un plano de igualdad y seguramente facilitó la reconciliación, cuando ese bando tenía entonces los resortes para moldear a la sociedad hacía la dirección que hubiera querido, hacia la reconciliación ó hacia el enfrentamiento (como creemos se induce ahora). Por eso no es cierto que la reconciliación llegase con la transición y fue más bien al contrario, la transición fue fácil porque en la práctica la reconciliación ya estaba en la mayoría de la gente.

El Valle de los Caídos no es un monumento fascista como se ha dicho a veces, no hay apenas simbología del régimen anterior, práctiamente sólo la imagen de unos combatientes nacionales en la parte inferior de la cúpula que se tapó con un biombo. En el exterior hay varios escudos con el águila de San Juan, y como se sabe es un símbolo que habían usado antes lo Reyes Católicos, (pueden verse profusamente en la iglesia de San Juan de los Reyes en Toledo). Básicamente el Valle es un monumento religioso. Si fuera un monumento fascista en lugar de un gran cruz hubieran puesto un símbolo gigante del partido político del régimen, por ejemplo.






En España se dan situaciones como quitar la placa de un hospital importante de Madrid que decía que lo había inaugurado Franco, en nombre de la ley de memoria histórica, y se supone que la memoria de la historia se construye con el conocimiento de lo que ocurrió en el pasado no ocultando lo que paso, porque fue un hecho cierto que ese hospital se construyó en el régimen anterior y lo inauguró Franco.

Si socialistas y comunistas tienen ese empeño podrían promover la construcción de un monumento dedicado a los caídos republicanos con la simbología y la forma que les gustase a ellos, y si quisieran enterrar juntos a republicanos y nacionales como hace el Valle de los Caídos y serviría para facilitar más la reconciliación. En lugar de querer modificar lo que hizo el otro bando.

Pero si quieren hacer del Valle un recordatorio de lo sucedido, que incluyan la persecución religiosa durante la república, la quema de conventos, la matanza de sacerdotes y religiosos una vez empezada la guerra, la destrucción de templos e imágenes religiosas, que se prohibieron los partidos de derechas y se incautaron sus sedes y periódicos afines... que se eliminaron a miles de personas sólo por ser católicos, de derechas... y que estos actos tuvieron repercusión en la posguerra.

Paradójicamente Franco fue defensor de la legalidad republicana cuando la izquierda intentó un golpe de estado en 1934, cruento en Asturias. Y hoy se pretende desenterrarlo, cuando uno de los protagonistas de ese intento de golpe, Largo Caballero, tiene un monumento en Madrid, ¿no se ve la tremenda parcialidad?. Franco se sublevó contra la república, pero antes había sido la izquierda la que había roto la convivencia de forma persistente y de haber triunfado su intento de golpe de estado, España se hubiera convertido en un país comunista...




¿Una cosa son los desmanes cometidos por los dos bandos durante la guerra y otra la represión del franquismo?.


Este argumento que hemos oído comentar es una argucia para evitar tener que admitir que si se propone abrir un proceso para juzgar el franquismo, se debe estar dispuesto a abrir también un proceso por los desmanes cometidos en el bando republicano.

Porque no se pueden separar los efectos de la causa que los motivaron, el franquismo no se puede explicar sin la guerra civil y la guerra civil no se puede explicar sin el fracaso de la II República.

Es cierto que en tiempo de guerra se producen desmanes que no se dan en tiempo de paz, pero muchos de los desmanes cometidos en la zona republicana no fueron provocados por la situación de guerra misma sino que estaban hace tiempo en la manera de actuar habitual de la izquierda republicana (y que se aprecian ahora en acciones que no respetan la libertad religiosa, los llamados escraches, etc). Y es evidente el poco respeto que ésta tenía en su mayoría por la "legalidad", aunque ahora use mucho este argumento para atacar al bando nacional tachándoles de haberse sublevado contra la "legalidad establecida".

En 1934 se produjo un hecho insólito en un democracia normal, la protesta generalizada de la izquierda por la inclusión en un nuevo gobierno de tres ministros pertenecientes al partido más votado en las últimas elecciones, la CEDA.

«La reacción fue rápida y violenta. El partido Izquierda Republicana de Azaña, Martínez Barrio e incluso Miguel Maura condenaron la actuación del presidente que entregaba la República a sus enemigos. En Madrid, la UGT proclamó una huelga general, y algunos militantes socialistas avanzaron disparando hacia el Ministerio de la Gobernación, situado en la Puerta del Sol. Les acompañaron unos cuantos oficiales jóvenes.» *

«En Barcelona, la entrada de la CEDA en el gobierno animó a Companys a proclamar «el Estado catalán» como parte de una «República federal española» ... «Las fuerzas monarquizantes y fascistas que de un tiempo a esta parte pretenden traicionar la República, han logrado su objetivo», anunció Companys. «En esta hora solemne, en nombre del pueblo y del Parlamento, el gobierno que presido asume todas las facultades del poder en Cataluña, proclama el Estado Catalán de la República federal española, y al establecer y fortificar la relación con los dirigentes de la protesta general contra el fascismo, les invita a establecer en Cataluña el gobierno provisional de la República.» *

«El alzamiento de Asturias se preparó cuidadosamente en toda la provincia. Su cuartel general estaba en Oviedo, la capital, y se organizaron importantes acciones en las cercanas ciudades mineras de Mieres y Sama. La señal del alzamiento fue, como en todas partes, la entrada de la CEDA en el gobierno. Pero los mineros estaban muy bien organizados para el caso de que se produjera esta eventualidad. Tenían armas. Tenían dinamita. Contaban ya con comités conjuntos de trabajadores para dirigir sus actividades. Su reacción ante la conquista «fascista» del poder en Madrid fue la de desencadenar, en la medida de lo posible, una revolución total de las clases trabajadoras». *

«Así como en el resto de España los partidos obreros habían tenido opiniones divididas respecto a la revolución, en Asturias, anarquistas, socialistas, comunistas, el Bloque Obrero y Campesino, la UGT y el comité regional asturiano de la CNT colaboraron bajo el grito unificador de UHP (Uníos, Hermanos Proletarios).» *

«Los comités locales se hicieron cargo del mantenimiento de la disciplina, y hubo casos de trabajadores que salvaron la vida a miembros de la burguesía amenazados. Tuvieron lugar diversos atropellos. Ardieron varias iglesias y conventos. El palacio del obispo y gran parte de la Universidad de Oviedo fueron destruidos durante los asaltos al cuartel Pelayo, defendido por la guardia civil. Fueron asesinados unos cuantos empresarios y unos doce sacerdotes, especialmente en Turón. En Sama, treinta guardias civiles y de asalto resistieron un asedio de un día y medio. Cuando se rindieron, algunos fueron fusilados». *


Los desmanes cometidos después en la zona republicana, el asesinato injustificado de personas sospechosas de ser de derechas, sacerdotes y burgueses ricos tuvo su antecedente en la revolución de Asturias, como si hubiera sido un ensayo.

Hay quién sostiene que los excesos de la izquierda se debieron a los abusos padecidos por parte de la clase trabajadora, pero si nos fijamos son los mismos argumentos de los que implantaron los regímenes comunistas, unos abusos llevaron a una injusticia aún mayor.

La revolución de Asturias iba a tener una consecuencia si cabe aún más grave que el levantamiento contra la legalidad y los desmanes provocados, iba a radicalizar las posturas de unos y otros. La derecha a partir de entonces va a desconfiar de una izquierda que ha pretendido dar un golpe de estado para imponer una dictadura del proletariado y la izquierda va ha estar resentida porque se reprimió su levantamiento.

«Los anarquistas se mantuvieron fuera del sistema, pero en el último minuto alentaron a sus miembros a repetir ante las urnas la unidad manifestada en Asturias. Esto se debió a que una de las principales propuestas del programa del Frente Popular era la amnistía para los presos políticos». *

«La lucha electoral fue tempestuosa. El gobierno levanto el «estado de alarma» que se había mantenido en muchas áreas desde lo de Asturias. Enormes multitudes acudían a los mítines. Había mucha violencia en las palabras; de momento sólo en las palabras. «El fascismo vaticanista —proclamaba una octavilla de propaganda electoral— ofreció trabajo y ha dado hambre; ofreció paz y ha dado cinco mil tumbas; ofreció orden y ha alzado el patíbulo». *


El Frente Popular cumpliendo su promesa electoral pone en libertad a los condenados en prisión por el intento de golpe de estado dos años antes, demostrando que la coalición de izquierdas, a pesar de lo que se diga ahora no fue la mayor defensora de la "legalidad".

«Entretanto, el entusiasmo de los partidarios del Frente Popular no tenía limites. Una inmensa multitud se aglomero ante el ministerio de la Gobernación, en Madrid, gritando: «¡Amnistía!» En Oviedo, los militantes del Frente Popular se adelantaron a los resultados de las elecciones y abrieron las cárceles, en las que se encontraban la mayor parte de los detenidos a raíz de la revolución de Asturias. También quedaron en libertad algunos delincuentes comunes. El primer acto de Azaña como jefe de gobierno fue la firma de un decreto de amnistía que se extendía a todos los presos políticos. Fueron liberados los socialistas y los dirigentes catalanes de 1934. Companys y sus consejeros salieron de la cárcel, siendo aclamados de nuevo como rectores de su ciudad, en medio de unas escenas de entusiasmo nunca vistas en las floridas Ramblas de Barcelona. Luego, el Tribunal de Garantías Constitucionales declaró ilegal la suspensión del Estatuto Catalán». *

«El gobierno también empezó a poner en práctica los acuerdos del pacto del Frente Popular. El Instituto de Reforma Agraria reanudo sus tareas. Se adoptaron medidas que eran consecuencia de los decretos de amnistía. Pero esto significaba que los patronos tenían que readmitir a los hombres que habían despedido después de las huelgas de 1934, y además indemnizarlos por los salaries perdidos. Al mismo tiempo tenían que mantener en sus puestos a quienes los habían reemplazado, o darles una indemnización». *


El 17 de junio de 1936, Gil-Robles denuncia en el parlamento los desórdenes habidos desde el 1 de febrero hasta el 15 de junio: «160 iglesias destruidas, 251 asaltos de templos, incendios sofocados, destrozos, intentos de asalto. 269 muertos. 1287 heridos de diferente gravedad. 215 agresiones personales frustradas o cuyas consecuencias no constan. 69 centros particulares y políticos destruidos, 312 edificios asaltados. 113 huelgas generales, 228 huelgas parciales. 10 periódicos totalmente destruidos, todos de derecha. 83 asaltos a periódicos, intentos de asalto y destrozos. 146 bombas y artefactos explosivos. 38 recogidos sin explotar.» *

Los desmanes culminan con el asesinato de uno de los jefes de la derecha, Calvo Sotelo por un grupo formado por guardias de asalto y militantes socialistas. Se cree que aunque la conspiración contra el gobierno de Frente Popular ya estaba en marcha, éste fue el desencadenante final que provocó que algunos militares que en principio tenían dudas sobre el levantamiento se decidiesen a apoyarlo, entre ellos el mismo Franco.

«La clase media española quedo estupefacta ante este asesinato del líder de la oposición parlamentaria realizado por miembros de la policía regular, aún cuando pudieran sospechar que la víctima había estado implicada en una conspiración contra el Estado. Ahora era lógico suponer que el gobierno no podía controlar a sus propios agentes, aunque deseara hacerlo. Los republicanos de derechas o de centro, tales como Lerroux, o Cambo, o incluso Gil Robles, pensaron que a partir de entonces no podían ser leales a un Estado que no podía garantizar sus vidas». *

Algo que se pasa por alto cuando se acusa a los sublevados el 18 de julio de haberlo hecho contra la legalidad, es el hecho que el gobierno del Frente Popular cuando tuvo las primeras noticias del alzamiento anuló los derechos de la oposición, prohibiendo su actividad y clausurando e incautando las sedes de sus partidos, así como sus medios de comunicación. Desde las primeras noticias, sin pararse a averiguar quiénes estaban implicados en la rebelión y quienes no, el Frente Popular estableció una dictadura en la que sólo tenían derechos políticos los partidos miembros de esta coalición y el PNV. Cuando si realmente se pretendía defender la "legalidad republicana" lo normal hubiera sido no suspender las garantías democráticas de aquellos que no se sabía si estaban directamente implicados. El caso es que muchos dirigentes de los partidos de la derecha y muchas personas por el hecho de ser sospechosas de simpatizar con el alzamiento acabaron siendo asesinadas sin un juicio justo. Teniendo en cuenta que el Frente Popular representaba en teoría el gobierno legítimo de España y la legalidad.

Otra cosa que deshace la idea de que la zona republicana representaba la legalidad legítima es su creciente radicalización revolucionaria, es ejemplo de ello la transformación del ejército regular de la república en el "ejército popular" resultado de fusionarlo con las milicias armadas de los partidos y sindicatos, implantando la figura del "comisario político" de estilo comunista....





«la clase trabajadora española no resistió a Franco en nombre de la democracia y el status quo, como podríamos haberlo hecho nosotros en Inglaterra; su resistencia fue acompañada de un estallido revolucionario definido, y casi podría decirse que éste fue su carácter. Los campesinos se apoderaron de la tierra; los gremios se hicieron cargo de muchas fábricas y la mayor parte del transporte; se arrasaron iglesias y se expulso o mato a los sacerdotes. El Daily Mail, entre los aplausos del clero católico, pudo presentar a Franco como a un patriota que liberaba a su tierra de las hordas de "rojos malvados"... Resultaría muy difícil creer que los anarquistas y socialistas, que formaban la columna vertebral de la resistencia, hacían todo eso a fin de preservar la democracia capitalista la cual, especialmente desde el punto de vista anarquista, no era mas que una maquinaria centralizada de estafa... De hecho en España no se desarrollaba una mera guerra civil, sino el comienzo de una revolución. Esta es la situación que la prensa antifascista fuera de España ha tratado especialmente de ocultar. Toda la lucha fue reducida a una cuestión de "fascismo versus democracia" y el aspecto revolucionario se silencio hasta donde Ie fue posible». George Orwell, Cataluña 1937.

Es muy probable que sin el intento de golpe de estado de la izquierda en 1934 y los acontecimientos posteriores la derecha no hubiera temido acabar siendo barrida por una dictadura del proletariado y sin este temor un levantamiento conservador contra la república no hubiera tenido el apoyo suficiente.


* Hugh Tomas, La guerra civil española.












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