Ir a misa por costumbre








Ir a misa por costumbre ó mejor la costumbre de ir a misa, pensamos que es algo bueno. Aunque naturalmente sea mucho mejor que quien va a misa lo haga con pleno convencimiento y sea un católico coherente, con fallos puntuales. Pero un católico incoherente aunque tenga ante todos una imagen desagradable es mejor que vaya a misa a que no lo haga, porque al menos escuchará las lecturas, las homilías, etc, y estará en contacto con otras personas que le den buen ejemplo. Como decimos un cristiano incoherente, incluso un hipócrita, da una imagen poco agradable, dice una cosa y hace otra, pero está más cerca de encontrar el camino bueno, de la posibilidad de reconducirse, que quien no tiene contacto alguno.

Hay que tener en cuenta la naturaleza caída del hombre, con tendencia a fallar, más si no tiene ayudas y el ambiente le induce a caer. En todos los tiempos ha habido católicos que han fallado en distintos grados, unos poco y otros más, y el ambiente de hoy en las sociedades induce bastante a ello. Así rechazar a los que no sean coherentes, es dejarlos a veces sin ayuda frente a una cultura que predomina. Por ejemplo algo hoy muy mal visto, los corruptos, obviamente es una acción condenable apropiarse de lo que no es de uno, pero vivimos en sociedades muy materialistas donde el éxito se mide por la riqueza que se tiene y poco más, y es más probable que haya personas que se dejen llevar por esa inclinación. Y de forma parecida con otras inclinaciones desordenadas.

Por ello se puede considerar la obligación dominical de ir a misa como algo beneficioso, porque los que están convencidos y son coherentes no necesitan de una obligación, van voluntariamente, sin embargo a un católico que no le apetece, sentir que tiene una obligación le puede ayudar a corto ó medio plazo.

Lo que parece complicado es promover no tener en cuenta normas y esperar que los católicos sean siempre coherentes y puedan dar ejemplo a otros para atraerlos. Porque ¿coherentes con respecto a qué? a unas normas se supone. Tradicionalmente lo católico ha partido de la naturaleza humana para cambiarla aunque con altibajos, pero para ello antes ha habido claras unas normas conocidas por todos, y cuando se ha fallado siendo incoherente, perseverar con paciencia en la orientación a esas personas, sabiendo que fallar es condición humana.

Por contra ahora parece que se quieren difuminar las normas y se critica a los incoherentes, en medio de sociedades bastante secularizadas. Pensamos que se trata de planteamientos ideales que quieren llegar a un fin, no ser rígidos con las normas y esperar que los católicos sean coherentes, pero no parten de la realidad, tener en cuenta limitaciones humanas como las debilidades que afectan a todos, no ser inmunes a la influencia del ambiente, los altibajos...

También ideas como que es mejor no ser creyente que ser una creyente incoherente. Porque un incoherente se deja llevar de una tendencia humana hacía algo malo, pero esa tendencia humana, sea la que sea, también afectará al no creyente, que es una obviedad decirlo también es humano. Y suele pasar que el creyente incoherente ó hipócrita al menos no lo defiende públicamente como algo válido, y si actúa mal lo suele hacer a escondidas. No induce a otros a obrar mal y como hemos dicho al principio tienen más cercano encontrar el camino bueno. Naturalmente no se trata de defender la actitud de un hipócrita, es condenable, pero pensamos que es menos mala que quien ni siquiera la oculta.

Y este efecto se ve a través de la historia, la película La Misión nos contaba con acierto un ejemplo, en la América hispana había hacendados que llamándose católicos tenían exclavizados a indios, eran incoherentes e hipócritas al presentarse como prácticantes, mientras esa realidad la ocultaban porque les beneficiaba económicamente (la debilidad de la codicia), pero a su vez había misiones jesuitas donde los indios encontraban refugio y servían para acusar a los hacendados de su mala acción. Pero todo cambia cuando los reinos europeos deciden apartar a la religión y actuar como si Dios no existiese y disuelven las misiones. Lo primero es imperfecto por la fragilidad humana, pero en lo segundo se pierde el concepto reconocible de lo que está mal. Y esto llega a nuestros días, las leyes que se han ido aprobando a las que nos hemos opuesto, aborto, matrimonio homosexual, ideología de género en las escuelas, leyes LGTBI, el reciente intento de expropiar la Catedral de Córdoba, etc las han ido promoviendo personas que han actuado como no creyentes. Y el efecto del mal provocado se multiplica, por ejemplo hay más embrazos no deseados y abortos, ha caído brúscamente la natalidad, hoy en día apenas nacen niños con síndorme down... y hay personas que en nombre de determinados derechos lo defienden públicamente.




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