Los pies en la tierra



Pensamos que con los pies en la tierra se puede reconocer que los problemas de las familias actuales vienen principalmente de los cambios sociales que se han ido introduciendo en los últimos años.

Puede que las personas caigan una y otra vez por ejemplo influidas por el ambiente que induce a ello, pero pensamos que Jesús les diría, te perdono pero tienes que cambiar, aunque se lo dijese una y otra vez, como el ejemplo de la mujer adúltera, vete y no peques más. Y quizás sea la cuestión, que aunque se sea una y otra vez misericordioso, lo que está bien y mal debe permanecer claro a la persona que falla y a todos. Los principios, aunque ahora no sea usual decirlo, se deben tener presentes a la vez que la misericordia.

Pensamos que ha habido una adaptación a aceptar que el ambiente social induce a fallar, pero en general se ha mantenido lo que era verdadero y lo que era error, a veces en medio de las dificultades por chocar con la mentalidad dominante. Por ejemplo en la JMJ de Madrid se colocó una gran zona de confesionarios en el parque del Retiro, un lugar muy agradable sobre todo en verano, y se permitió que las mujeres que habían abortado pudieran confesar. Y uno de los días se hizo un Vía Crucis y se pidió entre otras cosas por la vida no-nacida. Quizás se quiere aplicar nueva misericordia a un teórico rigorismo que no ha sido tal.

Hasta hace pocos años en los países católicos las familias permanecían unidas y tenían hijos, no había divorcio, ni apenas anticoncepción, ni aborto, y había relevo generacional. Los cambios se fueron introduciendo primero como excepciones a la regla, unidos a planteamientos de situaciones extremas que despertaban emotividad. Es cierto que muchas veces las leyes lo impedían, pero se ve en que era una mentalidad asentada y no sólo impuesta en que el número de separaciones, abortos y disminución de la natalidad fue aumentando poco a poco. En España es llamativo que desde que se aprobó en 1981, el número de divorcios se disparase en los años de más prosperidad económica (2006-2007). En 1990 después de cinco años de aprobarse y de ser en la práctica libre, el número de abortos era de 37.000 al año y menos de veinte años después el número se había triplicado.








http://www.datosmacro.com/demografia/divorcios/espana



El error se ha visto principalmente en los resultados, si por sus frutos los conoceréis, se puede juzgar a qué han llevado los cambios sociales que se han ido introduciendo en los últimos años. Por eso pensamos que no ha faltado misericordia, y que con la que ha habido hasta antes de los cambios culturales las sociedades eran mucho más sanas que ahora.

Porque lo malo que han traído los cambios culturales no es que se sea más comprensivo con las situaciones concretas, algunas ciertamente dramáticas, sino que se cambian los principios y al hacerlo el número de las situciones se ha desatado. ¿Porqué?, pensamos que porque al perder la referencia de los principios en la vida cotidiana se pierde la referencia de lo que está bien ó mal, y todo parece igualmente válido. Es cierto que la doctrina católica sigue estando ahí y no cambia, pero la gente de la calle inmersa en su vida cotidiana no va a consultarla en cada situación, y se guiarán más por la mentalidad predominante. Por eso pensamos que cuanto más confusa sea ésta mentalidad, más necesario es el descernimiento de cuales son sus errores. Esto va a provocar un choque con la mentalidad dominante, pero va a salvar a muchas personas inmersas en su vida cotidiana.

No pensamos que poner de relevancia éstos errores pueda ser tirar piedras doctrinales, ni sentirse superiores, sino hacer un bien a las personas que pueden confundirse, más cuanto más sencillas sean. Otra posibilidad es no denunciar suficientemente los errores e intentar remediar luego las consecuencias, con misericordia y acompañamiento, y así también se evita un choque con la mentalidad dominante, pero quizás dejando en el camino a personas digamos tibias que podrían haber sido avisadas antes de caer.

Por ello pensamos que los católicos deben comprometerse, nos sólo en paliar las consecuencias con misericordia y acompañamiento, también en intentar prevenir la causa, y uno de los medios es la continua denuncia de lo erróneo, si no denunciamos lo equivocado no cambiará la sociedad.








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