EN EL ANIVERSARIO DE LA LEY DEL ABORTO.
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LOS CARLISTAS EXIGEN LA DEROGACIÓN DE LA LEY DESPENALIZADORA DEL ABORTO.
Hoy 5 de julio, se cumple el vigésimo tercero aniversario de la despenalización del aborto en España, confirmada en noviembre de 1985 por el Tribunal Constitucional. Por la misma, quedaron despenalizadas cualquier iniciativa y práctica para abortar en tres supuestos: malformaciones del feto, embarazo como consecuencia de una violación y peligro físico o psíquico para la madre, al cual se acogen la casi totalidad de los abortos registrados en España.
La Comunión Tradicionalista Carlista (CTC) quiere hacer constar los siguientes hechos:
- La despenalización de un crimen lleva a la confusión de la conciencia. La Ley del Aborto se impuso tras una feroz campaña en la que se esgrimieron argumentos tan aberrantes como falsos. Así, en su día se pretendió que clandestinamente estaban abortando centenares de miles de mujeres en España, por lo que era preferible legalizar dicha situación. Al año de despenalizar el aborto, el número de mujeres que abortaron apenas pasaban las tres decenas. Sin embargo, la función pedagógica inherente a toda ley ha hecho que a día de hoy el número de abortos al año ascienda a 91.000. La mayoría de las personas tiende a pensar que las leyes aprobadas por el Estado son buenas y coherentes con los principios morales objetivos. Si bien al promulgarse tal ley hubo una fuerte contestación social y la gran mayoría de la población estaba en contra, la “normalización” del hecho ha provocado que un porcentaje alto de la personas sea proclive a favorecer el aborto en, al menos, los supuestos legales. La reacción inicial ha derivado en un silencio y una apatía que ha resultado de una política gubernamental y judicial de “hechos consumados”.
- Los supuestos en los que la ley permite el aborto tienen fundamentos claramente contrarios a la dignidad de la persona humana y, consiguientemente, a la moral objetiva. Todos ellos, basan su permisividad en los presuntos beneficios que la madre obtiene abortando ante algún problema en el embarazo, sin tener en cuenta al más inocente de todos: la persona concebida y no nacida. Uno de ellos -malformación del feto- ni siquiera apela a las circunstancias de la madre, sino que se trata de una práctica netamente eugenésica en la que se causa la muerte a la persona por deficiencias físicas. Ni la salud de la madre, ni el hecho de que el embarazo sea consecuencia de una violación justifican que dichas dificultades acarreen la muerte del propio hijo.
- El aborto causa dolor a la mujer. En todo caso, lo que esconde la ley es que, además de la muerte del hijo, ninguna circunstancia puede hacer siquiera subjetivamente favorable el aborto para la madre, pues conlleva traumas psicológicos, los cuales hace años están descritos médicamente y son escandalosamente silenciados por las Administraciones públicas. El aborto es siempre contrario a la naturaleza humana y el instinto maternal de la mujer.
- La despenalización del aborto -incluida la Píldora del día después- favorece la irresponsabilidad personal y social, así como promueve el aumento de embarazos no deseados, especialmente entre una juventud desorientada, desde campañas asfixiantes que tienen su epicentro en la misma Administración Pública entregada a una violación sistemática de la conciencia personal y social.
- A día de hoy, la propia ley de despenalización del aborto no se cumple, habiéndose llegado de facto a la liberación total del aborto. Esta situación se agrava con el hecho de que ninguna formación política con representación parlamentaria hace frente al constante genocidio que sufren los no natos en España. Por supuesto, el Partido Popular, tan ocupado en el bienestar económico, tampoco quiso evitar el número de muertes de los no nacidos, alcanzándose en sus ocho años de gobierno el número de medio millón de abortos practicados, la cifra más alta hasta aquel entonces.
Por todo ello, la Comunión Tradicionalista Carlista (CTC) exige una vez más la derogación incondicional de una ley que al año permite la muerte de casi cien mil inocentes, así como hacemos un llamamiento a la sociedad para combatir la ideología materialista y hedonista que favorece el incremento de embarazos no deseados y del número de abortos.
http://www.carlistas.es
5 de julio, San Antonio María Zaccaría
JUNTA DE MADRID DE LA CTC
madrid@ctcarlista.org
C/ Zurbano, 71 - of.3 - 28010 Madrid 91 399 44 38
LOS CARLISTAS EXIGEN LA DEROGACIÓN DE LA LEY DESPENALIZADORA DEL ABORTO.
Hoy 5 de julio, se cumple el vigésimo tercero aniversario de la despenalización del aborto en España, confirmada en noviembre de 1985 por el Tribunal Constitucional. Por la misma, quedaron despenalizadas cualquier iniciativa y práctica para abortar en tres supuestos: malformaciones del feto, embarazo como consecuencia de una violación y peligro físico o psíquico para la madre, al cual se acogen la casi totalidad de los abortos registrados en España.
La Comunión Tradicionalista Carlista (CTC) quiere hacer constar los siguientes hechos:
- La despenalización de un crimen lleva a la confusión de la conciencia. La Ley del Aborto se impuso tras una feroz campaña en la que se esgrimieron argumentos tan aberrantes como falsos. Así, en su día se pretendió que clandestinamente estaban abortando centenares de miles de mujeres en España, por lo que era preferible legalizar dicha situación. Al año de despenalizar el aborto, el número de mujeres que abortaron apenas pasaban las tres decenas. Sin embargo, la función pedagógica inherente a toda ley ha hecho que a día de hoy el número de abortos al año ascienda a 91.000. La mayoría de las personas tiende a pensar que las leyes aprobadas por el Estado son buenas y coherentes con los principios morales objetivos. Si bien al promulgarse tal ley hubo una fuerte contestación social y la gran mayoría de la población estaba en contra, la “normalización” del hecho ha provocado que un porcentaje alto de la personas sea proclive a favorecer el aborto en, al menos, los supuestos legales. La reacción inicial ha derivado en un silencio y una apatía que ha resultado de una política gubernamental y judicial de “hechos consumados”.
- Los supuestos en los que la ley permite el aborto tienen fundamentos claramente contrarios a la dignidad de la persona humana y, consiguientemente, a la moral objetiva. Todos ellos, basan su permisividad en los presuntos beneficios que la madre obtiene abortando ante algún problema en el embarazo, sin tener en cuenta al más inocente de todos: la persona concebida y no nacida. Uno de ellos -malformación del feto- ni siquiera apela a las circunstancias de la madre, sino que se trata de una práctica netamente eugenésica en la que se causa la muerte a la persona por deficiencias físicas. Ni la salud de la madre, ni el hecho de que el embarazo sea consecuencia de una violación justifican que dichas dificultades acarreen la muerte del propio hijo.
- El aborto causa dolor a la mujer. En todo caso, lo que esconde la ley es que, además de la muerte del hijo, ninguna circunstancia puede hacer siquiera subjetivamente favorable el aborto para la madre, pues conlleva traumas psicológicos, los cuales hace años están descritos médicamente y son escandalosamente silenciados por las Administraciones públicas. El aborto es siempre contrario a la naturaleza humana y el instinto maternal de la mujer.
- La despenalización del aborto -incluida la Píldora del día después- favorece la irresponsabilidad personal y social, así como promueve el aumento de embarazos no deseados, especialmente entre una juventud desorientada, desde campañas asfixiantes que tienen su epicentro en la misma Administración Pública entregada a una violación sistemática de la conciencia personal y social.
- A día de hoy, la propia ley de despenalización del aborto no se cumple, habiéndose llegado de facto a la liberación total del aborto. Esta situación se agrava con el hecho de que ninguna formación política con representación parlamentaria hace frente al constante genocidio que sufren los no natos en España. Por supuesto, el Partido Popular, tan ocupado en el bienestar económico, tampoco quiso evitar el número de muertes de los no nacidos, alcanzándose en sus ocho años de gobierno el número de medio millón de abortos practicados, la cifra más alta hasta aquel entonces.
Por todo ello, la Comunión Tradicionalista Carlista (CTC) exige una vez más la derogación incondicional de una ley que al año permite la muerte de casi cien mil inocentes, así como hacemos un llamamiento a la sociedad para combatir la ideología materialista y hedonista que favorece el incremento de embarazos no deseados y del número de abortos.
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5 de julio, San Antonio María Zaccaría
JUNTA DE MADRID DE LA CTC
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C/ Zurbano, 71 - of.3 - 28010 Madrid 91 399 44 38
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