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Vida SÍ, referéndum NO




Existe la posibilidad de revocar con un plebiscito lo ya aprobado por el parlamento, pero a cambio de ponerse a la misma altura que los que defienden el valor "relativo" de la vida del feto, porque estaríamos provocando que la vida humana en el momento de la votación sea "cuestinable" y dependa de la libre opinión del votante ya sea a favor de defender la vida del feto en cualquier caso, o por el contrario, que una madre pueda disponer de la vida de su hijo. Estamos haciendo que las dos opciones sean desde el punto de vista jurídico igual de legítimas, con la parte de pedagogía que le acompaña. Estamos haciendo publicidad de que la vida humana puede relativizarse dependiendo en última instancia de una variable subjetiva, el número de votos. Aunque ésta no sea nuestra intención y defendamos con vehemencia que la opinión subjetiva buena es la antiabortista.

Al intentar revocar una ley mala pidiendo un referéndum, estamos acompañando a una medida bienintencionada, de un efecto secundario perverso, alimentar el relativismo sobre la vida.

Incluso teniendo en cuenta el aspecto pragmático que defienden los favorables a la consulta: "es mejor defender al niño usando las armas que nos da el sistema como pedir un referéndum cuando nos es favorable, que permanecer con los brazos cruzados y no hacer nada por los niños".

El hecho en sí de convocar un referéndum que afecte a la vida humana ya es en sí mismo un acto inmoral, aunque se haga por una intención equívoca, para verlo sólo tenemos que cambiar el feto y poner en la misma situación a un niño ya nacido o a un adulto. ¿imaginamos al censo electoral municipal votando sobre nuestra propia vida?.

El referéndum da opción a que se pueda votar a favor de quitar vidas humanas y que la posibilidad de hacerlo sea en sí opinable. Y entramos en el fondo de la cuestión, ¿qué autoridad tenemos nosotros para favorecer que unos votantes pongan en cuestión vidas humanas y que unos crímenes se puedan convertir en jurídicamente legales?

Los 350 miembros del parlamento español tampoco tienen derecho a votar sobre la vida humana, se han apropiado de una atribución que no les corresponde. Ninguna institución ni persona en nombre de ninguna idea tiene derecho a decidir sobre "el derecho a la vida" de otra persona. ¿Quienes somos para conceder o negar un derecho fundamental?, el que los parlamentarios se hayan apropiado de una atribución que no les corresponde, no nos autoriza a nosotros a apropiarnos de esta atribución que tampoco nos corresponde.

Que ya se esté haciendo no nos puede hacer partícipes de ello, aunque sea pensando de forma "pragmática" que podemos limitar los efectos negativos de la matanza que ya existe, dando como opción que en el mejor de los casos la gente vote a favor de no aumentar la matanza. Quizás no aumente el número de aborto con respecto a la peor opción, pero el hecho en sí es que con la opción supuestamente positiva se apoya también una matanza, la actual, ¿es legítimo hacer esto?...

Imaginemos una situación de guerra, hay un ejército ocupante y decide ejecutar arbitrariamente a un número determinado de personas, por represalias por ejemplo, al cabo de un tiempo acostumbrados a esta rutina deciden aumentar el número de personas que van a ejecutar y nosotros proponemos al ejército ocupante que haga una votación entre los militares para decidir si aumentan o no sus represalias, y nos decidimos a pedírselo porque sabemos que existe entre estos militares la opinión mayoritaria de que no es necesario ser más duros con la población, con los que ejecutan hasta ahora es suficiente....

También es semejante a lo que ocurría en la Roma antigua, en las luchas de gladiadores. Nosotros organizamos una situación en la que la vida se pone en cuestión, el pueblo decide por mayoría con el pulgar hacia arriba o hacia abajo y el Cesar (el gobierno) tiene en cuenta la petición popular.

Las comparaciones pueden parecer duras, pero desgraciadamente el tema del aborto es así.

Lo moralmente legítimo no se puede separar de los demás aspectos de la vida, ni en una votación, ni en una ley. Que exista la posibilidad jurídica de poner a votación una ley inmoral no nos legitima para poder hacerlo, aunque sea con la intención de hacer un teórico bien acorto plazo, o que sea común que otros lo hagan, una ley inmoral no puede exponerse a lo opinable.

Intentar derrotar por fases el aborto tal como plantean los defensores del referéndum, supone que tras él, favorecer que la gente acepte la actual ley del 85 como buena, porque los votantes no van captar la intención escalonada de los promotores, van a dar por buena la ley actual porque supondrán que si no, se hubiera cuestionado también.

Y quién dice que a partir de ganar el no a la reforma (en el mejor de los casos), la tendencia de la opinión no vaya hacia una mayor aceptación del aborto, en vez de ir hacia un mayor rechazo como quieren los convocantes que ocurra y una vez "abierto el melón" de los referéndum no se convocase uno pasado el tiempo, para que gane el sí a la reforma o una ampliación aún peor.

"Si el Derecho a la vida no se vota, ¿cabe incluir aspectos relacionados con la Vida en un programa político votado cada cuatro años?".

La diferencia con un diputado pro-vida que votase en el parlamento contra el aborto, es que él no ha favorecido, ni creado esa situación injusta en la que se ponga la vida humana a cuestión. La han creado otros. En el caso de que un diputado pro-vida forzase una votación para derogar una ley, se enfrenta directamente a los promotores de relativizar la vida. Sin embargo si somos nosotros, los pro-vida, quienes convocamos un referéndum somos nosotros los que estamos creando una situación en la que se pone en "un plano de igualdad" estar a favor del derecho a la vida como estar en contra. Y aceptamos a los ojos de la gente (aunque nosotros particularmente no lo hagamos) que el resultado final ya sea a favor como en contra del derecho a la vida sea igualmente legítimo. Además dejamos la puerta abierta a próximos referéndum cuando no nos sean favorables... si al final se pone de todos modos en cuestión la vida humana, que no sea por nuestra causa.

"La pregunta del referéndum que se está promoviendo estos días, no es aborto si, aborto no, lo que se preguntaría es si la sociedad en su mayoría aprueba la regulación del aborto incluida en la ley Aido, se trata de algo muy concreto".

Nosotros no tenemos autoridad para poner en cuestión el derecho a la vida de una persona ni por la ley actual, ni por su ampliación. La cuestión de principios es la misma que para el caso general, no podemos dar opción a que haya quién pueda votar a favor de esta reforma de la ley, quien vote a favor está legitimando ante la sociedad su postura a favor del aborto, su postura de que la vida humana es relativa. No podemos facilitarle un cauce legal para que pueda hacerlo. Además los que voten en contra de la ley Aído indirectamente están votando a favor de dejar la ley actual como está.

La ley Aído es un proyecto que agrava notablemente el aborto en España, pero no es el grueso del problema. El grueso del problema es que "toda" vida humana ya no es un absoluto, sino que por medio de las votaciones se puede poner en cuestión ¿De qué nos serviría en el mejor de los casos ganar un referéndum si hemos dejado la puerta abierta para que la idea de que la vida humana se pueda poner a votación siempre que se quiera? si ahora votamos la reforma ¿qué será lo siguiente que se ponga a votación, los híbridos entre humanos y animales como ya se está planteando en el Reino Unido....? cualquier cosa es posible.

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