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¿Se debe rebajar la subvención
a la Iglesia Católica por el recorte del gasto?
La Iglesia recibe unos 250 millones de euros al años de la declaración del IRPF, se trata de una aportación voluntaria de los que hacen la declaración de la renta, si ningún español marcase la cruz la Iglesia no recibiría nada. En ese sentido este método hace que quién no quiere colaborar con la Iglesia no tenga que hacerlo. Al contrario que las subvenciones a los sindicatos y partidos políticos, que querámoslo o no, estamos obligados como contribuyentes a participar en su mantenimiento.
El aporte del IRPF le supone a la Iglesia alrededor del 20% de lo que recauda, el resto, el 80% de sus ingresos provienen de las aportaciones particulares como las colectas que se hacen en misa. Sabemos por estimaciones que lo que revierte la Iglesia y sus organizaciones a la sociedad en forma de ayuda social tiene un valor de varios miles de millones de euros, y que además la administración eficiente de estos recursos da confianza a casi todo el mundo. Entre otras cosas porque se nutre principalmente de voluntarios y no tiene que destinar parte del dinero en pagar sueldos y tiene una red de distribución bien organizada a través de las parroquias.
En estos momentos de crisis se ha multiplicado la asistencia de organizaciones como Cáritas a los más afectados, en muchos casos personas que hasta entonces nunca habían tenido que recurrir a este tipo de ayuda, porque nunca antes habían vivido un periodo tan largo de desempleo.
Si el estado reduciese lo que recauda de la casilla de la Iglesia destinándolo a unos fines distintos, estaría "desvistiendo un santo" para dedicar esos recursos a otros fines que difícilmente pudieran estar mejor administrados y que más se utilicen en paliar la necesidad "inmediata" de muchas familias. La Iglesia seguiría dedicando los recursos de que disponga en cada momento para este fin de ayuda inmediata pero vería mermada su capacidad de hacerlo.
¿Se debe rebajar la subvención
a la Iglesia Católica por el recorte del gasto?
La Iglesia recibe unos 250 millones de euros al años de la declaración del IRPF, se trata de una aportación voluntaria de los que hacen la declaración de la renta, si ningún español marcase la cruz la Iglesia no recibiría nada. En ese sentido este método hace que quién no quiere colaborar con la Iglesia no tenga que hacerlo. Al contrario que las subvenciones a los sindicatos y partidos políticos, que querámoslo o no, estamos obligados como contribuyentes a participar en su mantenimiento.
El aporte del IRPF le supone a la Iglesia alrededor del 20% de lo que recauda, el resto, el 80% de sus ingresos provienen de las aportaciones particulares como las colectas que se hacen en misa. Sabemos por estimaciones que lo que revierte la Iglesia y sus organizaciones a la sociedad en forma de ayuda social tiene un valor de varios miles de millones de euros, y que además la administración eficiente de estos recursos da confianza a casi todo el mundo. Entre otras cosas porque se nutre principalmente de voluntarios y no tiene que destinar parte del dinero en pagar sueldos y tiene una red de distribución bien organizada a través de las parroquias.
En estos momentos de crisis se ha multiplicado la asistencia de organizaciones como Cáritas a los más afectados, en muchos casos personas que hasta entonces nunca habían tenido que recurrir a este tipo de ayuda, porque nunca antes habían vivido un periodo tan largo de desempleo.
Si el estado reduciese lo que recauda de la casilla de la Iglesia destinándolo a unos fines distintos, estaría "desvistiendo un santo" para dedicar esos recursos a otros fines que difícilmente pudieran estar mejor administrados y que más se utilicen en paliar la necesidad "inmediata" de muchas familias. La Iglesia seguiría dedicando los recursos de que disponga en cada momento para este fin de ayuda inmediata pero vería mermada su capacidad de hacerlo.
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