Un caso terrible







El de Gemma Botifoll en el programa El gran debate de T5 este sábado. Gemma embarazada, nos contó que en un embarazo anterior abortó estando también de ocho meses porque el niño tenía graves malformaciones que le daban una esperanza de vida de menos de cinco años, y tuvo que viajar a Francia para que se lo practicasen. Y expuso la falta de ayudas de la administración en estos casos y las dificultades que preveía iba a pasar para sacarlo adelante. También incidió, igual que algunos contertulios en el derecho a que una mujer pueda decidir libremente sobre su embarazo en cualquier circunstancia.

Para introducir el aborto siempre se han usado de ejemplo casos extremos que luego se generalizan, cuando se aprobó la primera ley en 1985 no se contemplaba la libre decisión de la madre para abortar, sin embargo se usaron para introducirla casos como la violación ó que la vida de la madre pueda correr peligro, se usaron como una cuña para que luego el aborto fuese aceptando socialmente con normalidad. Y puede ser uno de los problemas que personas en principio contrarias al aborto, manifiesten que en estos casos se puede justificar, porque se ha visto que estos extremos se han usado luego para llegar al concepto de que es la madre la que decide sobre su embarazo en cualquier caso.

Estos casos son terribles, pero al justificarlos se abre la puerta a la relativización de la vida humana inocente, porque ya no es un absoluto que la vida humana tiene derecho, sino según qué casos ese principio se puede saltar, y si el derecho a la vida es relativo para unos casos puede ser relativos para otros, a unos porque les causa compasión casos extremos de violación y malformaciones y a otros porque creen que no se puede forzar a una mujer a hacerse cargo de un embarazo con todas sus complicaciones, materiales, laborales... si no lo desea.

En el caso de Gemma Botifoll lo que nos cuenta mueve a la compasión, tenía como madre que cuidar a un niño que tenía pocos años de esperanza de vida ó como en los casos de violación padecer esa "secuela" añadida a la experiencia dramática, más si es una niña la embarazada... pero ¿no mueve también a la compasión la muerte premeditada del niño?. Gemma llevaba 37 meses de gestación, si hubiera esperado cinco meses más el niño hubiera nacido, y con unos día de vida aunque con graves malformaciones, ¿le hubiera querido quitar la vida?. Aquí se ve que la madre no es dueña de su embarazo porque afecta a una persona distinta a ella, el no-nacido, que en este caso con unos pocos meses de diferencia tiene derecho a vivir, ó no lo tiene.

Se podrían presentar los testimonios de mujeres que han abortado incluso en casos extremos como éste, junto al resultado, una fotografía de feto abortado para que se valorara el caso en toda su dimensión. Pero esto se oculta porque hiere la sensibilidad, incluso en internet muchas veces se censuran las imágenes de abortos, pero forma parte también de la realidad.

Es posible que esta madre que hoy defiende su derecho a decidir sobre su embarazo con el apoyo de los que lo promueven desde las ideologías, dentro de un tiempo empiece a sentir que ha matado a su hijo aunque estuviera gravemente enfermo y padezca un síndrome post-aborto, algo que no van a padecer los que han promovido estas ideas y ahora la apoyan.





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