La autoridad



En la película de Billy Wilder; "Uno, dos, tres" (1961), una comedia divertida, hay una escena en la que un empresario americano situado en el Berlín occidental está molesto porque cada vez que pasa por las oficinas los empleados se ponen en píe, y llama a su ayudante alemán y le dice algo como; - no saben los trabajadores que ya estamos en otro régimen y no tienen porqué levantarse cada vez que paso, y le contesta el empleado, - eso es lo malo, si antes les hubieran dicho que no se levantasen hubieran hecho caso y no se levantarían, pero como ahora hacen lo que quieren, lo que quieren es levantarse.

Es una broma, pero a veces en el mundo real se mina el respeto a las normas y luego hay sorpresa si las personas hacen lo quieren, incluido seguir las normas anteriores. Aunque suele ocurrir que quienes quieren relajar las normas suelen llevar mal que haya quienes quieran seguir siguiéndolas.

Pero si no hay que seguir las normas, tampoco habrá que seguir la norma que dice que no hay que seguir las normas anteriores. ¿Entonces habrá realmente normas que haya obligación de seguir?. (Vale, es un poco; la parte contratante de la primera parte será considerada la parte contratante....)

Puestos en las situaciones en las que se ha promovido no seguir las normas que hasta ese momento guiaban, ocurre frecuentemente improvisación y en el peor de los casos arbitrariedad y una sensación de desorden, habitualmente acompañado de ideas que que se consideran populares y tienen éxito por ello. Y mientras se han puesto en cuestión las normas que habían sido estructura, se impone a veces una manera de hacer las cosas. ¿Pero cómo se puede imponer a otros que sigan sólo una manera de hacer las cosas, mientras se promueve que no hay verdades absolutas?, parece que se quiera ó no, se promueve el desorden.

Hasta no hace mucho había una normas que se consideraban verdades y que a todos obligaba, también a la autoridad aunque ésta fallase nuchas veces al estar constituida por hombres (imperfectos por naturaleza). La autoridad no podía hacer lo que quería aunque ahora nos lo perezca, por ejemplo esas autoridades no hubieran podido aprobar cosas como el aborto, y a veces harían cosas malas pero no se aprobaban en las leyes, por ello no eran males sistemáticos y provocaban al menos numéricamente menos víctimas.

Pero llegaron las revoluciones y se dijo que no había que seguir las normas anteriores, que el hombre debía poder hacer más lo que saliera líbremente de él. Y quizás el primer caso paradigmático fue Napoleón, los ideólogos de la revolución habían promovido la naturalidad del hombre y de la naturalidad de Napoleón salió que quería ser emperador y dominar toda Europa y luego vendría otros con intenciones semejantes. La escena que lo ejemplifica mejor fue la de su coronación, hizo traer al Papa y cuando éste le fue a coronar como era costumbre hasta esa época, Napoleón le quitó la corona y se la colocó el mismo. Hasta ese momento se mantenía la idea de que la autoridad, al menos formalmente, estaba sujeta a una moral que le limitaba y orientaba, y al mismo tiempo obligaba a los súbditos a obeceder esa autoridad, pero si esa autoridad ya no reconocía a una norma superior, los subditos no tendrían ya una obligación digamos moral de obedecer, sólo la ley positiva.












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