Los estados confesionales cristianos terminaron bien




En general, al menos desde el punto de vista cristiano. Un ejemplo evidente es la forma del calendario distribuido en semanas en la que el domingo es festivo y facilita la práctica religiosa. También casi todas las festividades populares están relacionadas con la religión. La Senana Santa, la navidad, los sanfermines... En Madrid las dos festividades más populares son San Isidro en mayo y la Virgen de la Paloma en agosto.

Sin embargo durante la Revolución francesa se llegó a cambiar la forma del calendario y se hicieron semanas de diez días, lo que lo hizo impopular entre los trabajadores que tenían un día de descanso cada díez días en lugar de cada siete y también se dejó de asociar a cada día un santo. Pero fue una muestra de hasta donde puede llegar el laicismo apartando toda referencia religiosa de la sociedad. Hoy quizás no se ha propuesto cambiar de forma oficial el calendario seguramente por el rechazo que provocaría en la mayoría, aunque a veces se ha planteado, por ejemplo el ayuntamiento de Madrid llegó a proponer cambiar el nombre a la Semana Santa por el de semana de festividades, y hay más ejemplos. Aunque en la práctica por motivos económicos se va perdiendo el descanso laboral en las festividades religiosas y abren muchos comercios, sobre todo las grandes superficies. Y aunque sea de un modo local muestra a qué van llevando los cambios en la sociedad, primacía de lo económico y relativismo en lo moral.

No podía ser malo que los valores cristianos orientasen las leyes de las sociedades, en realidad es lo que pedimos ahora cuando por ejemplo queremos que no se explote a los trabajadores ó no se trate mal a los inmigrantes y se reconozca en las leyes y lo decimos desde los valores cristianos. Salvo que no lo pidamos desde esos principios, pero entonces se trataría sólo de nuestra opinión que en teoría sería igual de válida que la de los que no quieren que se regule.

Decía León XIII en la encíclica IMMORTALE DEI que "a pesar de los muchos intentos realizados, la realidad es que no se ha encontrado para constituir y gobernar el Estado un sistema superior al que brota espontáneamente de la doctrina del Evangelio".

Y quizás sería más difícil defender que es bueno que los valores cristianos orienten la sociedad si no viésemos a qué se está llegando por apartarnos de ellos. Añade León XIII en IMMORTALE DEI ; "...no hay verdad alguna del orden natural que esté en contradicción con las verdades reveladas, por el contrario, son muchas las que comprueban esta misma fe". Y se aprecia en lo contrario cuando se aprueban determinadas leyes, por ejemplo las que han promovido "determinados derechos" y han llevado a un descenso brusco de la natalidad y a invertir la pirámide poblacional. Por el contrario, los estados confesionales y la herencia que de ellos ha perdurado tiempo, en ese tema habían dejado la despensa llena y había suficientes jóvenes para sostener a la población dependiente. En este tema no acabaron mal, como tampoco en la defensa de la vida no-nacida, ni la del verdadero matrimonio, ni en el número de personas que practicaban la religión, ni la presencia en la escuela y en el ámbito de lo público, etc.

Es cierto que en la mentalidad de hoy en día es difícil defender un estado confesional como los que existieron, pero el concepto sigue siendo válido, que los principios cristianos orienten a las sociedades. Y hoy a esto se puede llegar de formas distintas, por el convencimiento pacífico es posible, por ejemplo países como Hungría ó Polonia han querido recuperar sus raíces cristianas.




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