¿Dios en el centro ó el hombre en el centro?











A propósito de la canonización de la madre Teresa de Calcuta quizás ha sorprendido una reacción tan contraria sobre todo en medios progresistas, cuando esta religiosa había dedicado su vida a los más necesitados, algo que para esta corriente de pensamiento se supone es un principio, se esperaría que alabasen su labor en conjunto aunque como toda obra humana tuviera defectos, y sino los tuviera no sería una obra humana sería más bien sobrenatural.

Quizás la causa de estas críticas tan fuertes sea que Teresa ponía a Dios en el centro y no reflejaba que su obra fuese sólo por una intención humana, sino motivada principalmente por su creencia en una religión. Y en la mentalidad dominante que quiere sustituir culturalmente los valores del cristianismo en las sociedades no podían asumir que una obra motivada por la religión diera buena imagen. Se han pasado muchos años intentando dar la imagen que los valores sólo humanos son mejores.

No quiere decir que Teresa de Calcuta tuviera alguna idea de influir en la sociedad, seguramente su intención fuese sólo ayudar a los necesitados desde un convencimiento cristiano y si salía el tema desde ese convencimiento opinar sobre temas como el aborto. Por otra parte ¿qué podía decir una monja católica sino ser crítica con una práctica que va contra la doctrina cristiana?, lo extraño es que hubiera dicho lo contrario. Pero los progresistas no ven las intenciones iniciales de Teresa y sí el resultado de su imagen pública aunque ella no lo buscase.

Ahora con el fundamentalismo islámico parece que se ha encontrado un punto de comparación, algo como que cuando se defienden principios de la religión eso lleva al fundamentalismo, con lo cual hay que ser diríamos menos rígidos, porque lo otro se presenta casi como peligroso. Aunque esta mentalidad lleva a veces a situaciones incoherentes, porque cuando la cuestión juzgada está asumida por la cultura dominante no sólo no se critica que desde los valores de la religión se apoye, sino que en la práctica se exige que se haga, por ejemplo ayudar a los necesitados, la condena de determinados regímenes, etc, es conocida la acusación de que la Iglesia no fue lo sufucientemente crítica con el nazismo (algo por otra parte no demostrado), etc. Entonces sí se pueden aplicar principios provenientes de la religión. Mientras que cuando desde los principios de la religión se hacen críticas a cuestiones asumidas por la sociedada poco a más ó menos se acusa de fundamentalismo, la religión no debe intervenir en la vida pública, etc.

Y una de las causas principales del choque entre la religión en la vida pública y la cultura dominante es que la verdad y el bien no pueden venir de Dios, sino que sólo el hombre decide sobre ello. En lugar de que los valores de la religión orienten a las sociedades, es el hombre el que quiere decidir lo que la religión puede ó no defender. Por eso creemos que aunque se haga con buena intención no va a funcionar la idea de acoger, curar heridas, ser misericordiosos, etc, con estos distanciados, porque la cuestión de fondo es otra. No se trata de personas que por circunstancias de la vida, debilidad y fallos como el ejemplo de María Magadalena, se ha alejado, sino de quienes tienen la idea determinada de cambiar la sociedad cristiana por otro modelo de sociedad, y además están seguros y convencidos de ello.

Y eso que sociedad cristiana y el fundamentalismo islámico tienen poco ver, la primera de hecho ha existido en los valores subyacientes de las sociedades hasta hace muy poco, antes de cambios como la promoción de la anticoncepción, el aborto, los llamados nuevos modelos de familia, etc, (que ahora parecen incontestables), en prácticamente todo occidente hasta los años 60-70 del siglo pasado los valores cristianos estabán bastante presentes en la sociedades aunque de forma desigual (quizás por eso entre otras razones hubo un gran desarrollo, porque se trató de generaciones más sacrificadas en todos los ámbitos y ahora hemos entrado en crisis como la de la natalidad). Quien quiera hacer una comparación, que lo haga entre las sociedades occidentales anteriores a los años 60 y el estado islámico, por ejemplo.






Que las sociedades occidentales compartían unos valores comunes se aprecia por ejemplo en el cine, "Tuyos, míos, nuestros (1968)", es como la versión americana de "La gran familia (1962)".




Y es que además en las mismas situaciones las personas que se dedican a ayudar a los necesitados son más entregados cuando les motiva sus ideas religiosas, son los que se quedan hasta el final incluso poniendo en riesgo su propia vida. Mientras que quienes no ponen a Dios en el centro, aunque con buena intención les preocupe los necesitados se tienen a sí mismos más presentes, quizás por eso también se ha sido crítico con las ideas de ser sacrificados de la madre Teresa, porque se veía como algo extraño.




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