Polémica sobre la presencia de sacerdotes en los comités éticos de los hospitales.

La semana pasada saltaba una noticia muy aireada por los medios progresistas del mundo socialista; Esperanza Aguirre firmaba un convenio con Monseñor Rouco para que algunos sacerdotes participasen en los comités éticos de los hospitales de la red pública. ¡Escándalo!; el Partido Popular y la Iglesia pretenden imponer la moral católica a todos los enfermos sean ó no creyentes de esta religión. Dicen los progresistas que España es un estado laico en el que junto a católicos conviven ateos, agnósticos y seguidores de otras religiones; musulmanes, evangélicos... y que este acuerdo atenta contra la libertad de conciencia.

Alrededor del 75% de los españoles se declaran católicos, un 15% ateos y agnósticos y 10% otras religiones. Un 80% del total de padres con hijos que cursan educación Infantil y Primaria piden la clase de religión.

En realidad este acuerdo es una renovación de otro que existía anteriormente y la opinión del sacerdote no es vinculante, se supone que sólo en casos moralmente polémicos como el aborto ó desenchufar a un enfermo terminal aportaría su opinión. No parece algo descabellado dado que aún hoy la religión católica sigue siendo muy mayoritaria en nuestra Nación y tanto a enfermos como personal sanitario creyentes católicos que quieran ser coherentes, les puede resultar muy útil tener a mano una opinión de referencia a quien consultar en situaciones de extrema gravedad.

Para los progresistas el escándalo está en imponer "una moral" para ellos opinable, una "moral mas" entre otras, como la agnóstica ó la budista. Los socialistas dentro de su maldad destructora de los pilares de la sociedad cristiana son más coherentes que el ámbito conservador-liberal y católico en general. Llevamos varios decenios, incluso desde antes de la muerte de Franco recibiendo del mundo conservador el mensaje de "tolerancia" y "democracia", muchas veces a los que se opusieron a esta corriente los han marginado y tratados de estar en la caverna. El mundo conservador repudia que desde círculos que suelen llamar de "extrema derecha" se quiera "imponer" a la sociedad unos principios "objetivos", porque aman la libertad de opiniones y la pluralidad. A la vez, incoherentemente, pretende que "algunos" valores cristianos sean "respetados" porque sienten de una forma indefinida que son las bases de la sociedad.

Los socialistas llevan el concepto de pluralidad hasta el final y dicen no hay "base cristiana" que respetar porque es tan opinable como lo demás y no tiene porqué tener una ideología privilegios sobre las otras.

Los conservadores pretenden estar integrados en el sistema del "relativismo" de ideas y que un poco de la verdad "objetiva" sea respeta, una especie de navegar entre dos aguas que no pueden explicar racionalmente cuando los progresistas les interpelan sobre ello. Desgraciadamente la experiencia está demostrando que esta forma de actuar fomenta el "relativismo" y hace perder la referencia objetiva.



La cuestión está en aceptar que la concepción del hombre y el mundo que tiene el catolicismo es una ideología mas, en un plano de igualdad con otras formas de pensar ó es una "verdad objetiva", la "ley natural inscrita en el corazón de los hombres". Si existe una "verdad objetiva" no puede ser opinable y cualquier ideología que la contradiga "es errónea" y por tanto no puede ser "respetable" en un plano de igualdad, porque el error sólo puede ser perjudicial para el hombre. Intentar compaginar verdad y error como hacen los conservadores para no parecer ante la opinión pública como fanáticos, es un desatino que sólo crea confusión.

El Franquismo como cualquier obra humana cometió errores pero respetó y amparó la "verdad objetiva". Durante el régimen no hubiera existido esta polémica porque admitía que las decisiones de los hombres, especialmente en casos de extrema gravedad, deben estar orientadas por los principios de la "ley natural creada por Dios" para que sean acertadas y justas. Y para orientarnos que mejor que tener a mano un profesional de la referencia, un sacerdote.