Amar a Dios, amar al hombre, amar la verdad.
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ALEXANDER SOLZHENITZIN ha fallecido en Rusia a los 89 años de edad. Matemático de profesión y escritor, tras su paso por los campos de concentración soviéticos, Solhenitzin fue durante toda su vida un disidente en el más puro sentido del término.
En la Rusia de Stalin, Solzhenitzin denunció el terror comunista. Durante su exilio en Estados Unidos, criticó con dureza las contradicciones culturales de las sociedades capitalistas abandonadas al hedonismo y el consumo. A su regreso a Rusia, allá por el año 1994, Solzhenitzin levantó la voz para recordar que el camino que va del totalitarismo a la libertad no pasa por la renuncia y el olvido de las tradiciones.
Su actitud ante la vida, difícilmente encasillable entre los moldes rígidos de las ideologías, estuvo siempre presidida por el Amor a Dios, el amor al hombre y el amor a la verdad. Estos tres motores espirituales fueron los que llevaron a Solzhenitzin a denunciar la mentira que era el comunismo. Y esto fue lo que le valió el exilio, pero también el descrédito de tantos intelectuales, académicos, políticos y ciudadanos europeos, entre los que no faltaron un buen número de españoles, que durante decenios protegieron con su silencio los crímenes de Stalin y sus sucesores. Y sin embargo, nada de todo esto consiguió enturbiar el legado espiritual que Solzhenitzin ha dejado en herencia a la cultura europea: el Amor a Dios, el amor al hombre y el amor a la verdad que nos hace libres.
Fuente: Cope
ALEXANDER SOLZHENITZIN ha fallecido en Rusia a los 89 años de edad. Matemático de profesión y escritor, tras su paso por los campos de concentración soviéticos, Solhenitzin fue durante toda su vida un disidente en el más puro sentido del término.En la Rusia de Stalin, Solzhenitzin denunció el terror comunista. Durante su exilio en Estados Unidos, criticó con dureza las contradicciones culturales de las sociedades capitalistas abandonadas al hedonismo y el consumo. A su regreso a Rusia, allá por el año 1994, Solzhenitzin levantó la voz para recordar que el camino que va del totalitarismo a la libertad no pasa por la renuncia y el olvido de las tradiciones.
Su actitud ante la vida, difícilmente encasillable entre los moldes rígidos de las ideologías, estuvo siempre presidida por el Amor a Dios, el amor al hombre y el amor a la verdad. Estos tres motores espirituales fueron los que llevaron a Solzhenitzin a denunciar la mentira que era el comunismo. Y esto fue lo que le valió el exilio, pero también el descrédito de tantos intelectuales, académicos, políticos y ciudadanos europeos, entre los que no faltaron un buen número de españoles, que durante decenios protegieron con su silencio los crímenes de Stalin y sus sucesores. Y sin embargo, nada de todo esto consiguió enturbiar el legado espiritual que Solzhenitzin ha dejado en herencia a la cultura europea: el Amor a Dios, el amor al hombre y el amor a la verdad que nos hace libres.
Fuente: Cope
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