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Cuando se acepta la actual ley del aborto como un "mal menor" se echa por tierra el esfuerzo por convencer a la sociedad que existe vida humana desde el momento de la concepción y que debe ser protegida siempre .
Porque se acepta la "relativización de la vida", el derecho a la vida del no nacido ya no es un bien absoluto, sino que aceptamos de hecho la posibilidad de que sea algo cuestionable, aunque bienintencionadamente se pretenda tomar esta postura para limitar la ampliación de la ley. Estaríamos fomentando lo que muchas veces se dice en los debates sobre el aborto; «no hay un acuerdo en la sociedad ni entre los expertos sobre cuando se debe empezar a proteger la vida del feto», no hay un límite claro.
La arquitectura de la defensa de la vida está basada en el principio de que una vida humana lo es desde el primer momento, si admitimos parcialmente ésta relativización, alimentamos que cada persona haga una libre interpretación sin tener una referencia clara en la que apoyarse. Ésta interpretación tendrá más o menos aceptación de los límites del aborto dependiendo de la postura dominante, pero será muy difícil lograr que el derecho a la vida deje de ser, para siempre, algo que se ponga en cuestión. Más cuando tenemos que enfrentar esta confusión a los argumentos seudo-humanitarios emocionales de los pro-aborto.
Cuando se acepta la actual ley del aborto como un "mal menor" se echa por tierra el esfuerzo por convencer a la sociedad que existe vida humana desde el momento de la concepción y que debe ser protegida siempre .
Porque se acepta la "relativización de la vida", el derecho a la vida del no nacido ya no es un bien absoluto, sino que aceptamos de hecho la posibilidad de que sea algo cuestionable, aunque bienintencionadamente se pretenda tomar esta postura para limitar la ampliación de la ley. Estaríamos fomentando lo que muchas veces se dice en los debates sobre el aborto; «no hay un acuerdo en la sociedad ni entre los expertos sobre cuando se debe empezar a proteger la vida del feto», no hay un límite claro.
La arquitectura de la defensa de la vida está basada en el principio de que una vida humana lo es desde el primer momento, si admitimos parcialmente ésta relativización, alimentamos que cada persona haga una libre interpretación sin tener una referencia clara en la que apoyarse. Ésta interpretación tendrá más o menos aceptación de los límites del aborto dependiendo de la postura dominante, pero será muy difícil lograr que el derecho a la vida deje de ser, para siempre, algo que se ponga en cuestión. Más cuando tenemos que enfrentar esta confusión a los argumentos seudo-humanitarios emocionales de los pro-aborto.
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