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Una de las tácticas para promover la eutanasia consiste en crear “casos” sobre los que todos hablan.


Las monjas que cuidan a Eluana Englaro
dicen que la sienten "viva" y se ofrecen a cuidarla
"sin pedir nada a cambio"




Las monjas de la clínica Beato Luigi Talamoni de Lecco (norte de Italia) pidieron hoy poder seguir cuidando a Eluana Englaro, la mujer italiana que lleva casi 17 años en estado de coma vegetativo y cuyo padre recibió ayer la autorización definitiva por parte de la Justicia italiana para desconectar el sistema de alimentación artificial que la mantiene con vida.

"Si hay quien la considera muerta, que deje que Eluana permanezca con nosotras, que la sentimos viva", pidieron la monjas, que la atienden desde hace años. "No pedimos nada a cambio, sólo el silencion y la libertad de amar y seguir dándonos a quien es débil, pequeño y pobre", añade el comunicado de la institución religiosa.

   

 

"El amor y la dedicación por Eluana y por todos aquellos que se confían a nuestros cuidados nos llevan a invocar al Señor Jesús para que la esperanza prevalezca también en esta hora difícil, en la que esperar parece imposible", prosigue.

"Nuestra esperanza es que no se procure la muerte de hambre y sed a Eluana ni a quien está en sus mismas condiciones. Por eso, una vez más, afirmamos nuestra disponibilidad para seguir sirviendo a Eluana, hoy y en el futuro"
, concluye la nota.

El Tribunal Supremo de Italia rechazó ayer el recurso que había presentado la Fiscalía de Milán (norte de Italia) contra la sentencia de la Corte de Apelación de esta misma ciudad, concediendo definitivamente al padre la autorización para suspender la alimentación artificial que mantiene con vida a su hija.

El caso ha centrado durante meses la escena mediática italiana y ha encendido el debate político entre quienes son partidarios de dejar de alimentarla y responder así a los requerimientos del padre de la chica, que lleva años reclamando el derecho a morir de su hija, y quienes se oponen al considerar que con ello se abandona a Eluana a una muerte por inanición.

El Vaticano ha expresado en numerosas ocasiones su rechazo a la interrupción de la alimentación, calificando la acción de homicidio. El Servicio de Información Religiosa (SIR) de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), consideró hoy en una nota que la sentencia judicial "ofusca el valor fundamental" de la vida.

Considerar que la alimentación, la hidratación y la ventilación son meras terapias es una "auténtica mentira", ya que si así lo fueran, sería "justo" interrumpirlas. En realidad "son actos debidos no sólo para con los enfermos, sino para con todos los ciudadanos, según una solidaridad humana global que no distingue a las personas ni por raza ni por condiciones de salud, añadieron los obispos italianos.

El padre de Eluana, en cambio, considera que "dar al paciente el poder de poner un límite a la curación es algo justísimo y no significa de ningún modo matar". "Pedía justicia y los magistrados me la han dado", afirmó Beppino Englaro, en declaraciones a los medios italianos.

"Aceptar que Eluana, después del accidente no se habría despertado nunca más fue la tragedia más grande de nuestra vida. Cada día, desde hace 17 años visitamos la tumba de nuestra hija. Nuestra hija murió el día del accidente: no será la sepultura de su cuerpo la que nos diga que ya no está", explicó, al tiempo que pidió a los periodistas "silencio" y que le dejen "salir de la escena".

ROMA, 14 Nov. (de la corresponsal de EUROPA PRESS, Gloria Moreno)




El caso Eluana Englaro

En julio de 2008 la prensa relanzó, a nivel mundial, el caso de Eluana Englaro, una mujer italiana de 37 años que está en coma desde 1992.

Los jueces determinaron entonces que los tutores de Eluana pueden interrumpir la hidratación y la nutrición de Eluana y provocar así una muerte terrible: de hambre y de sed. La sentencia fue confirmada de modo "definitivo" el 13 de noviembre de 2008.

El caso sirve para alimentar el debate sobre la eutanasia. Se suceden, como en otros casos, las opiniones, los editoriales, las encuestas. Todo sirve para suscitar emociones y, en ocasiones, para ocultar la realidad sobre la mal llamada “muerte dulce”.

Como el debate está en marcha, como la polvareda es enorme, busquemos al menos la respuesta a algunas preguntas que no podemos dejar de lado. En concreto, nos fijamos en tres preguntas.


¿Es lícito provocar la muerte de un enfermo?

La respuesta es, simplemente, no. Porque provocar la muerte, hacer actos destinados a matar, es siempre un crimen. Aunque algún día existan leyes que permitan la eutanasia; aunque la sociedad, bien dirigida por algunos ideólogos, llegue a pensar que sí sería lícito. El crimen es siempre crimen, y el homicidio convertido en algo “legal” es uno de los mayores desórdenes en la vida de los pueblos.


¿Cómo afrontar las peticiones de una familia o del mismo enfermo a favor de conseguir una “muerte digna”?

Pues del mejor modo posible, es decir, con tratamientos paliativos y con un afecto sincero y constante. Así de sencillo y así de “fácil”. Porque el tratamiento paliativo puede incluso realizarse en casa, y porque llevaría no sólo a “ahorrar” (¿no será el tema del dinero la verdadera causa de tantos esfuerzos a favor de la eutanasia?), sino a tratar de un modo mucho más humano al enfermo. Y porque donde el enfermo se siente querido y es tratado convenientemente las peticiones de eutanasia son prácticamente nulas.


Para que no divaguemos: ¿cómo muere una persona a la que se le deja de hidratar y de alimentar?.

Lo explica un médico italiano en una entrevista en la que trata el caso de Eluana Englaro:

“Hasta ahora Eluana no ha sufrido, al menos así lo establecen las evidencias científicas disponibles. Pero si se le interrumpe la alimentación y la hidratación, preparémonos a un nuevo caso Terri Schiavo.

Las úlceras que se le formarán en la piel, los labios resecos, las hemorragias, las convulsiones, la necesidad de morfina, como sucedió a Terri, todo esto ¿es un bien para Eluana?”
(entrevista en Zenit, 10 de julio de 2008).

Casos como los de Eluana Englaro, Piergiorgio Welby, Terri (o Terry) Schiavo, Ramón Sampedro, Nancy Cruzan... deberían ser tratados con el respeto que merece cualquier vida humana en sus últimos momentos.

A la vez, se deberían mantener en pie los criterios básicos de la medicina y de la justicia.

La medicina sabrá ayudar y alivar al enfermo en todo aquello que sea proporcionado y útil para su situación; a la vez, sabrá renunciar a lo “excesivo” cuando sólo lleve a alargar la agonía y a aumentar los dolores, mientras que ofrecerá siempre lo mínimo necesario (tratamiento del dolor, alimentación, hidratación, limpieza). No es un acto médico matar a un enfermo en coma a base de hambre y de sed, sino un homicidio lento, aunque esté amparado por varias sentencias de los jueces.

La justicia, por su parte, velará para que nunca haya seres humanos que puedan decretar la muerte de los enfermos, y promoverá sistemas sanitarios donde los tratamientos paliativos no sean un lujo de algunos privilegiados, sino el esfuerzo sincero de la sociedad para cuidar y atender de la mejor manera posible a quienes se encuentran en las últimas etapas de su existencia terrena.

catholic.net

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