20 años de campañas de promoción del preservativo para "prevenir" embarazos no deseados y más de un millón de abortos.





«El Instituto de la Mujer y el Instituto de la Juventud (Injuve), ambos dependientes del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, han lanzado una campaña que, bajo el lema 'Si quieres, puedes. Evitar embarazos no deseados es cosa de dos', anima a los adolescentes a llevar un preservativo "siempre encima" para prevenir relaciones sexuales de riesgo».

http://www.europapress.es/sociedad/noticia-sanidad-anima-adolescentes-llevar-preservativo-20101213141119.html?rel


Precisamente este año se cumplen 20 años de la polémica campaña "Póntelo, Pónselo", por ser la primera, de promoción entre los jóvenes del uso del preservativo, para además de prevenir embarazos no deseados, proteger del contagio de enfermedades. Y vemos que desde entonces ambas cosas han aumentado en nuestra sociedad, lejos de reducir el número de abortos con respecto a los que se producían el 1990, en estos 20 años han aumentado un 300%, de poco más de 37.000 hemos llegado el año pasado a 111.500. Cualquiera tratándose de otro tema diría que unas campañas similares a estas son un rotundo fracaso.





Ya nos avisaban en 1990 que esto iba a ocurrir en una contra-campaña al "Póntelo, Pónselo", llamada "Propóntelo, Propónselo":

"(...) Limitarse a estas medidas o insistir obsesivamente en ellas, puede dar la falsa impresión de que así quedan radicalmente eliminados los riesgos de contagio, y puede hacer pensar que ya no es necesario buscar las causas profundas que
están en el origen del SIDA, ni dar una orientación seria acerca de los comportamientos que llevan a contraer esa enfermedad. Hay una ocultación sistemática a la población, de que la permisividad sexual indiscriminada es el máximo factor del riesgo del SIDA. Favorecer irresponsablemente esta permisividad, como se viene haciendo a través de iniciativas oficiales de información sexual, en especial en algunas autonomías, es uno de los elementos que han contribuido a que muchos consideren la promiscuidad sexual como algo «moderno» y cotidiano. Y, en consecuencia, los responsables de tales campañas, han favorecido los riesgos de contraer el SIDA.

Tampoco esta suficientemente motivado el remedio que se quiere poner a los embarazos no deseados de mujeres jóvenes y adolescentes, con la pretendida intención de evitar abortos. Estadísticas fiables demuestran, al contrario, que la promiscuidad sexual y el amplio uso de contraceptivos, entre ellos también los preservativos, lo que consiguen es multiplicar aquellos embarazos y los abortos consiguientes. Se está confundiendo a la opinión publica diciéndole que el preservativo es un medio profiláctico plenamente eficaz. Estudios científicos de toda solvencia, demuestran que, utilizado por menores de 18 años, el preservativo no es eficaz en un 10 al 33 % de los casos. Esta comprobado, por otra parte, que, en torno al 10 % de los casos, el uso del preservativo no evita el contagio del virus del SIDA.

(...) Por todo esto, nos parece una gran irresponsabilidad, por parte de la Administración, el lanzamiento de la campana de los preservativos entre adolescentes de 14 a 17 años, que no va a generar precisamente felicidad en los chicos y chicas de edades tan tempranas, sino todo lo contrario: traumas psíquicos y físicos, tal vez irreparables. «La capacidad fisiológica», en efecto, para unirse sexualmente el varón y la mujer, no es suficiente para que el encuentro sexual tenga la necesaria consistencia y madurez. El acto sexual pleno adquiere autenticidad cuando quienes se funden en él tienen capacidad psicológica para asumir lo sexual en un acto de amor verdaderamente humano y duradero. El ejercicio precoz de la sexualidad suele crear en quienes lo practican un proceso progresivo de despersonalización.

Separando el sexo del amor, ademas, se trivializa frívolamente la dimensión sexual
del ser humano: se hace del cuerpo un mero «instrumento» para el juego erótico, y, de la sexualidad, un terreno éticamente neutro y un recurso de puro entretenimiento. La campana identifica de hecho el acto sexual con algo ligero, insignificante y sin importancia. Esta campaña trasmite un mensaje que nada tiene que ver con el amor, que es el sentimiento mas noble y mas hondamente humano. (...)

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