¿QUIÉN MATÓ A MARTA DEL CASTILLO?

.


¿QUIÉN mató a Marta del Castillo? Las víctimas de los monstruos lo son primero del clima social corrompido donde los monstruos se forman. En un clima moral donde se banalizan los afectos, donde se invita a los adolescentes a que traduzcan sus vivencias emotivas en «conducta sexual», donde se promueve la ruptura de los vínculos humanos, donde se combate la noción de autoridad familiar, donde los medios de comunicación exhortan a la promiscuidad festiva y los poderes públicos se erigen en dispensadores de una educación moral laxa, ¿cómo extrañarnos de que quienes padecen alguna tendencia fácilmente reprimible hacia lo anormal o aberrante se sientan inducidos a consumar tal tendencia? Si a un individuo con tendencias levemente torcidas lo educamos sin ninguna base espiritual y lo invitamos a pisotear todos los frenos sociales, ¿cómo extrañarnos de que, alcanzado por el hastío o por la ira, se incline cada vez más hacia el crimen? Más culpables que estos monstruos que asesinan niñas son quienes exacerban sus pasiones.

.../...

No combatimos contra monstruos, sino contra un virus espiritual. Si a un hombre se le incita a pensar inmoralmente, terminará actuando inmoralmente. El escándalo montado en estos días por los medios de comunicación, cómplices activos en el sostenimiento de un clima social corrompido, es, por lo demás, de una hipocresía sórdida que no hace sino acrecentarlo. Allá en la Edad Media -la bárbara Edad Media, que diría un analfabeto-, se ocultaba el crimen y se hacía público el castigo, para corrección del culpable y enseñanza del pueblo. En nuestra época -tan civilizada, que diría un analfabeto- se oculta el castigo y se hace ostentación del crimen a través de los medios de comunicación; y el crimen, en alas de una publicidad macabra, se convierte en una imagen obsesivamente atractiva para el pueblo, o bien provoca en él un revoltijo de indignación y curiosidad morbosa, pasiones ciegas que no hacen sino convertir la sociedad en un manicomio donde florece el afán de venganza, en lugar de brindarle una gran lección de humanidad y justicia, como ocurría en aquella bárbara Edad Media. Que, a diferencia de esta edad tan civilizada, creía en la existencia de una ley suprema, y en la retribución que exige su ofensa.

JUAN MANUEL DE PRADA. Lunes, 23-02-09
www.juanmanueldeprada.com

abc.es/opinion-firmas

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA MATANZA DE SACERDOTES DURANTE LA GUERRA DEL 36

ETNOLATRÍA

Diferencia entre DSI y marxismo