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Las ideas revolucionarias de la «Semana Trágica de Barcelona», antesala de la guerra civil.




Hace unos días en un programa de cine español en la "2" de televisión española proyectaron "Dragon Rapide" una película de 1986, que cuenta de forma sesgada cómo fue el alzamiento de Julio del 36, cuando terminó la presentadora comentó que con la rebelión militar se había puesto fin al "intento de convivencia" de la II República. Este es el argumento principal de los defensores de la legalidad republicana que además condenan severamente el levantamiento y el régimen de Franco (más encrespado aún con la "memoria histórica); el aspecto "formal", aparentemente la república era un régimen democrático por contra de lo que se considera el franquismo.

¿Fue la república un intento de convivencia? podría haberlo sido, pero no. A pesar de que desde el principio tuvo mucho a favor, empezando por la forma en que había llegado, con la renuncia gratuita de la monarquía. Pero en menos de un mes ya habían empezaron a arder Iglesias con la pasividad de las autoridades y antes de terminar el año se promulgaba una constitución que en sus artículos 26 y 27 obligaba a la expulsión de España de la Compañía de Jesús y a la sustracción de sus bienes, la prohibición de ejercer la enseñanza, la prohibición de tener más bienes e industrias que los imprescindibles para la subsistencia, las manifestaciones públicas del culto habrían de ser, en cada caso, autorizadas por el Gobierno y anunciaba que los bienes de la órdenes religiosas podrían ser nacionalizados. En un ambiente con actos tan violentos de anticlericalismo, la nueva carta magna en vez templar los ánimos parecía echar más leña al fuego, daba la razón a los incendiarios y sembraba el recelo de los católicos.

Porque un sector importante de los políticos, con sus variantes, no creían en el régimen "republicano" como un fin en sí mismo sino que sus intenciones era un transformación más revolucionaria de la sociedad, quizás no de una forma planificada pero si en estado latente. Así se explica que no se respetase que un porcentaje importante de la población siguiera considerándose católica, que cuando la CEDA entró en el gobierno se produjese un intento de golpe de estado revolucionario (con persecución religiosa) y que en cuanto se tuvieron noticias de la rebelión militar del 36 se procediese a anular la libertad de los partidos políticos que no formaban parte del "Frente Popular" y a incautar los medios conservadores.

Menos de dos años después de la revolución de octubre, la primera medida que tomo el Frente Popular cuando llegó al poder fue amnistiar y poner en libertad a los sublevados que cumplían condena, seguramente porque desde su punto de vista no había existido el delito. Otra de las medidas obligaba a los empresarios a readmitir a los trabajadores que habían estado implicados en las huelgas de 1934 y a indemnizarlos por los salarios perdidos.

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