¿Pecado de lesa laicidad?
Sabe Juan José Tamayo que escribe en un medio que si algo critica es que la religión tenga presencia pública y no esté relegada a la marginación de la práctica privada, por eso Tamayo al criticar la presencia pública de la religión católica que supone la JMJ sabe que va a recibir la aprobación de los medios laicistas.
Dice Tamayo que la JMJ no va a traer frutos espirituales, sólo es un demostración "teatral" de culto al Papa. Y defiende la laicidad de la sociedad y le preocupa que la visita del Papa la pueda poner en peligro.
Pero, ¿qué frutos espirituales está trayendo a los jóvenes españoles el laicismo que se va imponiendo cada vez más en nuestra sociedad ? ¿hay oleadas de jóvenes que van a unirse a las comunidades cristianas de base ó a cualquier otra manifestación religiosa?
Más bien no, hay oledas de jóvenes que van a unirse a la descreencia religiosa, que no van a ser católicos tradicionales ni de comunidades de base. Se van a adaptar a vivir en un mundo dominado por el materialismo. Van a vivir «Como dijera Bonhoeffer, "etsi Deus non daretur", como si Dios no existiera».
¿Por qué? porque para ser cristiano primero alguien tienen que habernos enseñado que Dios y el cristianismo existen y que son buenos, y la sociedad laicista que Tamayo defiende no lo va ha hacer, y los jóvenes no pueden "conocer" que Dios existe y que el cristianismo es bueno ellos solos si alguien no se lo enseña.
Si acaso les enseñará lo contrario, la leyenda negra del cristianismo para prevenir que los posibles mensajes positivos sobre la religión que les puedan llegar no les hagan inclinarse hacia ella.
La sociedad secularizada actual induce a los jóvenes al consumismo y a que el fin de sus vidas es divertirse, sin pensar en tener comportamientos altruistas; generosidad, entrega, sacrificio....
Hay algo que los creyentes que proponen que la sociedad debe ser laicista deberían tener en cuenta y es que si en la sociedad la religión está ausente, muchas personas sobre todo jóvenes puede que nunca lleguen a conocer el cristianismo con la suficiente fuerza y falta de interferencias negativas para poder elegir si seguirlo o no hacerlo. Se les está privando de la oportunidad de poder conocer a Dios, que los cristianos ya seamos tradicionales o progresistas hemos tenido.
Es paradójico que los cristianos que ahora defienden la sociedad secularizada hayan podido serlo gracias a los cristianos que les precedieron y pensaban que la religión debía llegar al mayor número posible de personas.
Por eso las JMJs pueden hacer mucho bien sobre todo entre la gente joven. Lo primero hacer visible de forma atractiva la religión que en un mundo de hipercomunicación y tecnología como el nuestro puede pasar desapercibida.
La JMJ es una adaptación acertada a los tiempos de ahora, para llegar a los jóvenes con su lenguaje utilizando los medios de comunicación que antes no existían. Los evangelizadores aprendían el lenguaje de los pueblos que querían convertir, las JMJ utilizan el lenguaje visual de los jóvenes.
Si son espectaculares lo es porque reúnen a cientos de miles de jóvenes, además de todo el mundo y ¿no es bueno que personas de culturas distintas se unan y se conozcan unos días?, ¿no es una forma de sembrar paz y buen entendimiento entre los pueblos para el futuro y de animarse unos a otros?
Y no se hace con derroche, en cualquier mitín de los muchos que se van hacer en la próximas elecciones los que acudan van a estar más cómodos que los que asistan al encuentro de Cuatro Vientos, dónde no hay sillas para poder estar sentados, sólo el campo...
Dice Tamayo que la JMJ «es consecuencia de los restos que aún quedan del nacional catolicismo en un Estado supuestamente aconfesional».
Y las jornadas de Sídney, Colonia, Toronto, París, Manila, Denver, Czestochowa (Polonia) en 1991... ¿también lo eran?
El caso es que Tamayo es director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid. ¿No es esta una reminiscencia del pasado cuando la religión tenía presencia en todos los ámbitos de la sociedad, incluida la universidad pública...?
Seguro que en las sociedades dónde se llevó el laicismo a sus últimas consecuencias, en las sociedades comunistas, no había cátedras de teología. Porque ese tipo de sociedad sí era coherente con la idea de actuar como si Dios no existiese, aunque el serlo le hacía más perversa.
Tamayo tiene el mal gusto de asociar todo esto con el «asesino confeso del doble atentado de Oslo». Pero si ha leído su manifiesto de 1.500 páginas verá que en el fondo hace lo mismo que hace él, declararse libre-pensador cristiano que critica al Papa como autoridad y se inventa un cristianismo a la medida de lo que el cree que debe ser el cristianismo, sin más limitaciones que las que él mismo quiere ponerse.
Entre los que deciden crear un cristianismo a la medida de lo que ellos creen sin la orientación de una autoridad, lo que cambia es el resultado. Lo que demuestra que el uso exclusivo de la Razón humana para decidir sobre una cuestión puede llevar a conclusiones distintas.
Tamayo y los que piensan como él, critican al Papa porque creen saber cómo debe ser la presencia de la religión en la sociedad. El asesino de Oslo critica al Papa por ser demasiado humanitario con los inmigrates de fuera de Europa... en ambos casos se crítica a la autoridad. Y si no existe una autoridad, ¿quién tiene autoridad para decir lo que está bien y esta mal? ¿quien decide en última instancia que lo que piensa Tamayo es acertado y lo que pensaba Anders Behring Breivik es erróneo, o al revés?
Eso es el relativismo que se critica, que nada sea por sí mismo verdadero o erróneo, sólo lo sea por un acuerdo al que se ha llegado de forma temporal. Lo que piensa Tamayo hoy es lo acertado, lo que piensa Breivik en la Alemania de los años 30 era lo acertado, ¿qué será lo acertado dentro de 50 ó 100 años?.
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Sabe Juan José Tamayo que escribe en un medio que si algo critica es que la religión tenga presencia pública y no esté relegada a la marginación de la práctica privada, por eso Tamayo al criticar la presencia pública de la religión católica que supone la JMJ sabe que va a recibir la aprobación de los medios laicistas.
Dice Tamayo que la JMJ no va a traer frutos espirituales, sólo es un demostración "teatral" de culto al Papa. Y defiende la laicidad de la sociedad y le preocupa que la visita del Papa la pueda poner en peligro.
Pero, ¿qué frutos espirituales está trayendo a los jóvenes españoles el laicismo que se va imponiendo cada vez más en nuestra sociedad ? ¿hay oleadas de jóvenes que van a unirse a las comunidades cristianas de base ó a cualquier otra manifestación religiosa?
Más bien no, hay oledas de jóvenes que van a unirse a la descreencia religiosa, que no van a ser católicos tradicionales ni de comunidades de base. Se van a adaptar a vivir en un mundo dominado por el materialismo. Van a vivir «Como dijera Bonhoeffer, "etsi Deus non daretur", como si Dios no existiera».
¿Por qué? porque para ser cristiano primero alguien tienen que habernos enseñado que Dios y el cristianismo existen y que son buenos, y la sociedad laicista que Tamayo defiende no lo va ha hacer, y los jóvenes no pueden "conocer" que Dios existe y que el cristianismo es bueno ellos solos si alguien no se lo enseña.
Si acaso les enseñará lo contrario, la leyenda negra del cristianismo para prevenir que los posibles mensajes positivos sobre la religión que les puedan llegar no les hagan inclinarse hacia ella.
La sociedad secularizada actual induce a los jóvenes al consumismo y a que el fin de sus vidas es divertirse, sin pensar en tener comportamientos altruistas; generosidad, entrega, sacrificio....
Hay algo que los creyentes que proponen que la sociedad debe ser laicista deberían tener en cuenta y es que si en la sociedad la religión está ausente, muchas personas sobre todo jóvenes puede que nunca lleguen a conocer el cristianismo con la suficiente fuerza y falta de interferencias negativas para poder elegir si seguirlo o no hacerlo. Se les está privando de la oportunidad de poder conocer a Dios, que los cristianos ya seamos tradicionales o progresistas hemos tenido.
Es paradójico que los cristianos que ahora defienden la sociedad secularizada hayan podido serlo gracias a los cristianos que les precedieron y pensaban que la religión debía llegar al mayor número posible de personas.
Por eso las JMJs pueden hacer mucho bien sobre todo entre la gente joven. Lo primero hacer visible de forma atractiva la religión que en un mundo de hipercomunicación y tecnología como el nuestro puede pasar desapercibida.
La JMJ es una adaptación acertada a los tiempos de ahora, para llegar a los jóvenes con su lenguaje utilizando los medios de comunicación que antes no existían. Los evangelizadores aprendían el lenguaje de los pueblos que querían convertir, las JMJ utilizan el lenguaje visual de los jóvenes.
Si son espectaculares lo es porque reúnen a cientos de miles de jóvenes, además de todo el mundo y ¿no es bueno que personas de culturas distintas se unan y se conozcan unos días?, ¿no es una forma de sembrar paz y buen entendimiento entre los pueblos para el futuro y de animarse unos a otros?
Y no se hace con derroche, en cualquier mitín de los muchos que se van hacer en la próximas elecciones los que acudan van a estar más cómodos que los que asistan al encuentro de Cuatro Vientos, dónde no hay sillas para poder estar sentados, sólo el campo...
Dice Tamayo que la JMJ «es consecuencia de los restos que aún quedan del nacional catolicismo en un Estado supuestamente aconfesional».
Y las jornadas de Sídney, Colonia, Toronto, París, Manila, Denver, Czestochowa (Polonia) en 1991... ¿también lo eran?
El caso es que Tamayo es director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid. ¿No es esta una reminiscencia del pasado cuando la religión tenía presencia en todos los ámbitos de la sociedad, incluida la universidad pública...?
Seguro que en las sociedades dónde se llevó el laicismo a sus últimas consecuencias, en las sociedades comunistas, no había cátedras de teología. Porque ese tipo de sociedad sí era coherente con la idea de actuar como si Dios no existiese, aunque el serlo le hacía más perversa.
Tamayo tiene el mal gusto de asociar todo esto con el «asesino confeso del doble atentado de Oslo». Pero si ha leído su manifiesto de 1.500 páginas verá que en el fondo hace lo mismo que hace él, declararse libre-pensador cristiano que critica al Papa como autoridad y se inventa un cristianismo a la medida de lo que el cree que debe ser el cristianismo, sin más limitaciones que las que él mismo quiere ponerse.
Entre los que deciden crear un cristianismo a la medida de lo que ellos creen sin la orientación de una autoridad, lo que cambia es el resultado. Lo que demuestra que el uso exclusivo de la Razón humana para decidir sobre una cuestión puede llevar a conclusiones distintas.
Tamayo y los que piensan como él, critican al Papa porque creen saber cómo debe ser la presencia de la religión en la sociedad. El asesino de Oslo critica al Papa por ser demasiado humanitario con los inmigrates de fuera de Europa... en ambos casos se crítica a la autoridad. Y si no existe una autoridad, ¿quién tiene autoridad para decir lo que está bien y esta mal? ¿quien decide en última instancia que lo que piensa Tamayo es acertado y lo que pensaba Anders Behring Breivik es erróneo, o al revés?
Eso es el relativismo que se critica, que nada sea por sí mismo verdadero o erróneo, sólo lo sea por un acuerdo al que se ha llegado de forma temporal. Lo que piensa Tamayo hoy es lo acertado, lo que piensa Breivik en la Alemania de los años 30 era lo acertado, ¿qué será lo acertado dentro de 50 ó 100 años?.
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Comentarios
Este artículo va dirigido a los cristianos que defienden que la religión este oculta de la vida pública, que es lo que quieren los que no les interesa que haya nuevos curas, ni que los católicos actúen de forma coherente y así poder re-dirigirlos a que acepten sus propias ideas contrarias a los valores cristianos como el aborto, el matrimonio homosexual, la eutanasia...